El Gobierno acaba de lanzar al ruedo sanitario dos miuras de enorme peso estructural e ideológico. Se trata de la ley que devuelve la universalidad al sistema -si es que dejó de existir alguna vez sobre el terreno- y la que tratará de meter en vereda la participación privada, o parasitación, según quién opine, en el modelo público. La primera abre la puerta a un mayor número de beneficiarios y a un incremento de la frecuentación, por tanto, de los servicios, especialmente en una atención primaria que ya se encuentra colapsada en casi todo el país, con esperas de hasta nueve días en algunas zonas para casos en apariencia no urgentes. Read more…
Autor Sergio Alonso
Fundador y director del suplemento A tu salud del diario LA RAZÓN