La clasificación actual de las profesiones sanitarias en el Estatuto Básico del Empleado Público es de una injusticia manifiesta. Guiados por el esquema de titulaciones originales y, posiblemente, también por prejuicios muy arraigados en la sanidad española, los autores originales diseñaron un esquema que primaba a los médicos y a otros titulados sobre los profesionales de enfermería en la jerarquía de los centros, retribuyendo mal a ambos grupos, aunque peor a este último. Dicho esquema, que cercenaba el acceso de la enfermería a determinados puestos de dirección y gestión, así como a grupos de gestión y docencia, es hoy claramente anacrónico y, para colmo, no respecta la estructura de las titulaciones universitarias que instauró el llamado plan Bolonia.
El resultado es que, pese a contar con una formación universitaria que se equipara en créditos a otras disciplinas como física, química o hasta periodismo, se encuentra encuadrada en un grupo inferior, lo que lleva aparejadas menores retribuciones, no alineadas desde luego con sus competencias, su trabajo y su formación. En resumidas palabras: la enfermería trabaja al menos igual y cobra en cambio menos. Lo dicho, una injusticia en toda regla. Ha hecho bien, por tanto, el Ministerio de Sanidad en tratar de poner término a esta injusticia clasificatoria en su proyecto de Estatuto Marco. El anacronismo debe concluir ya, y los actuales altos cargos parecen haber entendido, por fin, que la situación del sector era injusta y sus demandas, más que justas. Dicho esto, cabe también reseñar que dicho proyecto puede nacer muerto si se limita a reclasificar a todos los grupos manteniendo las diferencias actuales entre ellos y, sobre todo, si no acompaña la mejora de grupo de la enfermería de un nuevo modelo retributivo justo y coherente con esa mejora. Además de voluntad política, valentía e interés por la negociación y el diálogo permanente, el éxito o el fracaso a la hora de aprobar una norma de este tipo depende de otro factor muy importante: la cohesión dentro del propio Gobierno. Si existen discrepancias entre Sanidad, el Ministerio de Función Pública y, especialmente, el Ministerio de Hacienda, el texto legislativo estará abocado al fracaso y desatará todo tipo de protestas.
De momento, el deseado “ascenso” de la enfermería no va acompañado de una mejora correlativa de la retribución, y fiar cualquier incremento de la misma a un futuro indeterminado no deja de ser un brindis al sol, un mero desiderátum, imposible de aceptar. El Gobierno ha recorrido ya la mitad del camino, pero ahora le queda el empujón definitivo y sin ese empujón, las loables intenciones iniciales del Ministerio de Sanidad habrán quedado en nada, con el agravante de que habrá protestas sonadas si persiste pese a ello en proseguir con el proyecto.
Preguntas con respuesta
- ¿Qué conocido gerente del servicio de salud de una comunidad del PP suscita recelos en Génova por arrastrar un pasado “progresista”?
- ¿Qué gerente está recibiendo críticas de un sector de su hospital por gastar dinero público en un grabado con un marco dorado que ha colocado a la entrada de ese centro?
- ¿Qué personaje del sector que saltó a la palestra hace alrededor de un año está provocando rechazo entre sus colaboradores por el mal carácter que ha sacado a la luz cuando las cosas han venido mal dadas?
- ¿Qué conocido servicio de un gran hospital catalán se encuentra en el ojo del huracán y bajo la lupa de la Generalitat? ¿Por qué?









0 comentarios