Los sanitarios doblan turnos mientras Illa ejerce a tiempo parcial

España puede presumir con verdadero orgullo de sus profesionales sanitarios. Desde el minuto uno de la pandemia, se han volcado en cuerpo y alma en la ardua tarea de intentar contener el virus que la ha generado y el producto de su abnegada entrega está teniendo un alto precio. Más de diez meses después del estallido de esta grave crisis de Salud Pública, los trabajadores de la Sanidad en nuestro país son los más infectados de todo el planeta. A principios de enero de este año, la cifra de enfermeras, médicos, auxiliares y otros trabajadores de hospitales y centros de salud positivos de COVID-19 ha superado el umbral de los 100.000. Una auténtica vergüenza producto de la desprotección en la que les sumió el Ministerio de Sanidad durante la primera ola y el cansancio durante las siguientes fases. Aquellos aplausos vecinales instigados por el aparato propagandístico del Gobierno en los meses de marzo, abril y mayo para acallar conciencias y distraer de culpabilidades apenas se han traducido en mejoras durante la mal llamada “nueva normalidad”.

Los refuerzos de las plantillas han sido escasos -desde luego, mucho menores de lo necesario-, como bien denuncian corporaciones profesionales y sindicales, la temporalidad se ha disparado con las nuevas contrataciones y las retribuciones apenas cubren el pago por los servicios prestados.

El remate a tanto despropósito ha venido de la mano de un decreto que permite la movilidad forzosa y la suspensión de permisos y vacaciones, que ya ha desatado la primera huelga médica general en España en años, y la decisión del ministro de Sanidad, Salvador Illa, de seguir en su puesto a tiempo parcial mientras aguarda a que se inicie la campaña electoral catalana, que es lo que verdaderamente le importa.

Las escenas de estos días de profesionales doblando turnos y recorriendo a pie decenas de kilómetros en medio de la nieve ocasionada por el temporal para acudir a sus puestos de trabajo y socorrer a los enfermos de Covid-19 realzan aún más la desvergüenza que supone que el todavía máximo responsable de la gestión de la pandemia siga al frente de la misma en horario reducido. También lo es que Fernando Simón permanezca en su puesto después de proferir erráticas predicciones de consecuencias fatales.

El cúmulo de desaciertos y sus chistes sexistas han llevado ya a los Consejos de Médicos y Enfermería a pedir su dimisión. Por si fuera poco, los profesionales se enfrentan ahora a una nueva avalancha de casos mientras deben dedicar también su tiempo a acelerar la administración de las vacunas. ¿Cuándo recibirán el homenaje que merecen en forma de mejores sueldos? Lamentablemente, los Presupuestos se han olvidado de inyectar dinero extra a las comunidades para poder compensar su esfuerzo sobrehumano.

PREGUNTAS CON RESPUESTA

¿Qué consejero socialista reconoce en privado que los plenos del Interterritorial no valen para nada más que para que cada responsable autonómico “suelte su rollo”?

¿Qué alto cargo de Sanidad ve una oportunidad para permanecer en su puesto una vez que Salvador Illa deje de ser ministro? ¿Por qué?

¿Qué alto cargo de la industria farmacéutica que no es Sergio Rodríguez, de Pfizer, tiene interlocución directa con Moncloa? ¿Por qué?

¿Qué alto cargo del Ministerio de Sanidad está demostrando su validez con las vacunas, para enfado de otro alto cargo que es su rival directo?

Sergio Alonso

Autor Sergio Alonso

Fundador y director del suplemento A tu salud del diario LA RAZÓN

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