Las vacunas contra el COVID-19 representan la esperanza de despertar de una pesadilla que ya dura más de un año, una situación que ilustra como ninguna que un microscópico agente infeccioso puede poner en jaque a los gobiernos más poderosos y que la salud y la ciencia son algo valioso a menudo despreciado en favor del dinero o la fama. Fruto del esfuerzo económico público y privado y del conocimiento y tesón de muchas personas ya contamos con medios para inmunizar a la población y frenar así los contagios.
Los residentes en centros sociosanitarios y los profesionales sanitarios, los primeros colectivos vacunados, sienten que están viviendo un momento histórico. Y en ese instante, que plasma cómo la ciencia salva vidas, siempre hay una enfermera. Nuestras compañeras están administrando esas vacunas con la profesionalidad que las caracteriza, incluso a pesar de que algunas, como la de Pfizer, tienen algunas peculiaridades en su preparación y administración. Desde este Consejo General —y con la colaboración de la Asociación Nacional de Enfermeria y Vacunas (Anenvac)— hemos trabajado en la elaboración de materiales informativos para contribuir a que esta vacunación masiva de la población sea un éxito.
Sin embargo, nos preocupa que existan reticencias entre los ciudadanos a inmunizarse frente al coronavirus, pero especialmente cuando ese rechazo viene de algunos profesionales. Quizá haga falta explicar mejor la importancia de vacunarse frente a estas y otras enfermedades. Los negacionistas y los colectivos antivacunas se están quedando sin argumentos poco a poco. La realidad ha sido, por desgracia, más clarificadora que sus habituales discursos falaces y anticientíficos.
Otro factor importante en esta campaña de vacunación es que resulta crucial que exista una perfecta organización y una gestión eficaz del proceso de vacunación. En las dos primeras semanas se han evidenciado grandes diferencias entre autonomías, con algunas que han administrado hasta el 80% de las vacunas recibidas mientras que otras no llegan al diez. Ha habido muchos factores que han influido en el retraso registrado en algunas CC.AA, como las fiestas navideñas y algunos problemas logísticos, pero no puede haber una España a dos velocidades cuando hablamos de frenar una infección que ha paralizado el mundo.
0 comentarios