El Gobierno tropieza seis veces con la misma piedra

Más de 20 meses después de su estallido, la gestión de la pandemia y la comunicación de esta grave crisis de salud pública en España siguen siendo un auténtico desastre. Lejos de aprender de los errores del pasado, las autoridades sanitarias los repiten uno a uno a medida que se suceden las olas sin que se produzcan ceses ni dimisiones, ante la mirada átona de una sociedad que parece narcotizada con las frías estadísticas de infecciones, ingresos hospitalarios y fallecimientos.

Los números han terminado por adormecer finalmente la conciencia colectiva. ¿Qué ha pasado para llegar a tal conclusión? Los mismo que en las cinco anteriores embestidas del virus: primero se ha intentado negar la mayor; después, se ha tratado de vender optimismo; luego, se ha empezado a actuar tarde y, en cuarto lugar, cuando la maquinaria ha comenzado a activarse, cada territorio se ha puesto a hacer la guerra por si cuenta ante la falta evidente de liderazgo por parte del Ministerio.

No, España no era una isla en medio del océano revuelto por el patógeno en la Unión Europea, ni tenía inmunidad de rebaño por el “éxito” de la campaña de vacunación, ni cuenta con normas suficientes, por increíble que parezca a estas alturas, para combatir de forma eficiente al coronavirus en el conjunto del país, como demuestra la disparidad del pasaporte Covid.

Durante semanas, el Gobierno ha redoblado los mensajes en los que difundía la especie de que aquí no pasaba nada porque éramos los mejores. Esta actitud triunfalista es la misma que se adoptó en la primera ola, cuando en España no iba a haber como mucho “más allá de algún caso diagnosticado” mientras los médicos italianos relataban la llegada de ordas de enfermos con una especie de neumonía muy rara a sus hospitales.

En esta ocasión la postura oficial tiene, sin embargo, más delito. Diversos estudios internacionales alertaban ya de la pérdida de eficacia de las vacunas con el paso del tiempo y el propio Ministerio de Sanidad disponía incluso de uno que se ha guardado muy mucho de hacer público por aquello de no chafar el discurso electoralista de Pedro Sánchez. Mientras en casi toda Europa se multiplicaban los contagios, aquí se alardeaba de haber frenado al virus a base de eficacia.

Falso de toda solemnidad, como se está empezando a ver. Ha bastado la llegada de los primeros fríos para que se redoblen los contagios. En breves semanas España estará como el resto del continente y con los deberes a medio hacer. Tal ha sido la imprevisión oficial, que las autoridades sanitarias de todo el país ya se planteaban incluso prescindir de los sanitarios contratados de refuerzo y el propio Gobierno -véanse los Presupuestos- proyectaba -y aún lo hace- recortar el gasto sanitario público en 2022. En este maremagnum de estulticia, empezaron a reactivarse las críticas al Hospital de Pandemias Isabel Zendal ante el escaso número de pacientes que había en sus instalaciones. Un desastre de tomo y lomo, en definitiva, por el que, desgraciadamente, tampoco rodarán cabezas.

PREGUNTAS CON RESPUESTA

¿Qué conocida compañía de pésimo nombre en el sector ha tratado de recuperar indebidamente lo que invirtió en la campaña electoral del que hoy es presidente de una corporación profesional?¿Qué “affaire” sentimental hay en dicha corporación?

¿Qué dos gerentes de Madrid arrastran un importante estigma desde hace más de diez años? ¿Cuál es?

¿Qué norma sanitaria no va a ver la luz esta legislatura ante la falta de tiempo material para aprobarla?

¿Qué dircom llevaba meses en el mercado deseando saltar del puesto que ocupaba?

Sergio Alonso

Autor Sergio Alonso

Fundador y director del suplemento A tu salud del diario LA RAZÓN

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