Gasto creciente y presupuesto menguante en Sanidad

Aunque la actual ralentización económica apenas ha empezado aún a causar estragos a efectos de recaudación impositiva, lo cierto es que el Gobierno comienza a quedarse sin fondos para cumplir sus cacareadas “políticas sociales”. El exceso de gasto desatado durante los múltiples procesos electorales, la presión de la factura en pensiones -la deuda de la Seguridad Social supera por primera vez los 50.000 millones de euros- y la asfixia financiera de las autonomías, que ha tenido que ser sofocada por la Administración Central mediante los llamados pagos a cuenta, han acortado el margen de maniobra del Ministerio de Hacienda y están empujando al resto de los ministerios a meter la tijera en numerosas partidas.

Elocuente es, en este sentido, la actualización del Plan Presupuestario para 2020 que España ha enviado a la Comisión Europea. En ella, el Ejecutivo en funciones comunica que a lo largo del próximo ejercicio apenas destinará un 5,9% del PIB a Sanidad, frente al 6% consignado en el plan vigente hasta la fecha y en todos los formulados anteriormente desde el año 2016. Se trata de un porcentaje muy inferior al 7% que prometió Pedro Sánchez a Pablo Iglesias para 2023 durante las negociaciones que mantuvieron en verano para intentar formar gobierno. Tienen razón los que esgrimen que dicho recorte puede no ser tal. En 2018, por ejemplo, el PIB español total superó los 1,202 billones de euros y la Sanidad arañó un 6%, lo que representa 72.132 millones de euros. En 2020, el PIB total podría ser de 1,247 billones de euros y el gasto sanitario alcanzar los 73.578 millones de euros.

Según esta premisa, a pesar del ajuste de una décima la Sanidad recibiría 1.446 millones más el próximo ejercicio en comparación con lo inyectado hace dos años. Sin embargo, el argumento no es sólido. Durante este tiempo los salarios de los funcionarios van a subir a razón de un 2% por año, y determinadas partidas de gasto crecerán muy por encima del PIB en un entorno de mayor frecuentación de la atención primaria y los hospitales por el envejecimiento de la población.

La factura farmacéutica hospitalaria viene creciendo, de hecho, por encima del 8%, y la tónica puede ser similar en 2020 con la llegada de la nueva inmunoterapia. Así pues, el presupuesto sube, pero lo hace muy por debajo de lo que viene haciéndolo el gasto, con lo que se antoja insuficiente y puede hablarse claramente de un recorte encubierto en este pilar del Estado del Bienestar. En este contexto hay que encuadrar algunas de las medidas de ahorro planteadas en el mismo plan y en el de genéricos que el Ministerio de Sanidad en funciones acaba de divulgar: la generalización de las subastas, la prescripción por principio activo y las acciones con biosimilares serían, así, parches con los que taponar un gasto creciente ante un presupuesto menguante.

PREGUNTAS CON RESPUESTA

¿Qué persona clave está estudiando dimitir en el Summa 112 de Madrid? ¿Por qué?

¿Qué alto cargo de la Consejería de Sanidad de Madrid con apellido de portero de fútbol puede ser responsable del cierre de una empresa sanitaria histórica? ¿Por qué?

¿Qué alto cargo del Ministerio es muy valorado por el sector sobre el que ejerce su jurisdicción pese a darle “palos” por estudiarse muy bien su trabajo y ser una persona exhaustiva en el mismo?

¿Qué alto directivo de una de las patronales del sector no cuenta con buena fama en el sector en el que trabaja? ¿Por qué?

Sergio Alonso

Autor Sergio Alonso

Fundador y director del suplemento A tu salud del diario LA RAZÓN

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