Los Premios Nacionales de Enfermería nacieron con el propósito de hacer justicia y dar visibilidad a muchas enfermeras y enfermeros que dejan una huella profunda allí donde ejercen su labor. Una huella que, aunque significativa, a menudo permanece limitada a su entorno más cercano y, por tanto, pasa desapercibida para la sociedad en general.
Sin embargo, esas enfermeras y enfermeros que son reconocidas y admiradas por sus pacientes, compañeros, alumnos, colaboradores, también merecen el reconocimiento de toda la profesión, de esta gran familia de la enfermería española que cuenta con más de 353.000 profesionales.
Durante la gala de los premios nos reunimos con grandes referentes de nuestra profesión: representantes de los colegios de enfermería, de la enfermería militar, direcciones de hospitales, universidades y sociedades científicas. Todos juntos rendimos homenaje a quienes destacan por su excelencia en los ámbitos asistencial, docente, investigador, gestor, o por su trayectoria vital, así como a aquellas personas que, sin ser enfermeras, han contribuido con su trabajo y compromiso al avance de nuestra profesión.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a los 52 Colegios de Enfermería por su activa participación y por la calidad de las candidaturas presentadas. De entre todas ellas, el jurado -a quien también agradezco su dedicación y rigor- ha seleccionado a los finalistas en las distintas categorías. Posteriormente, miles de enfermeras y enfermeros han participado con sus votos, combinados con la valoración del jurado, para determinar a los ganadores de esta edición.
Este proceso, en el fondo, sigue la línea establecida en los últimos años en este Consejo General, un trabajo con los colegios y con otros actores de nuestra profesión basado en el diálogo, el aperturismo y el consenso, en la pluralidad dentro de la unidad y sobre todo en la profesionalización de la gestión de las instituciones como única vía para fomentar el desarrollo de la Enfermería.
Estos premios reconocen a quienes cuidan en la práctica diaria, a quienes forman a las nuevas generaciones, a quienes gestionan con eficiencia y liderazgo, a quienes investigan e innovan, y también a quienes, desde otros ámbitos, apoyan y defienden el valor de la enfermería con respeto y convicción.
Vivimos un momento decisivo. En los próximos meses se debatirán cuestiones trascendentales para nuestro futuro, como el nuevo Estatuto Marco, que debe situarnos en la categoría profesional que nos corresponde como titulados universitarios, o la Ley del Medicamento, que debe reconocer formalmente nuestra capacidad prescriptora.
Desde la Organización Colegial de Enfermería seguiremos trabajando, con determinación y diálogo, para que las enfermeras y enfermeros de España cuenten con las condiciones profesionales y laborales que merecen.











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