El Gobierno tira de propaganda para lavar su imagen

A finales del pasado año, el Gobierno era ya plenamente consciente de su fracaso más absoluto en la gestión de la pandemia de COVID-19. Ni la solución medieval del confinamiento que mantuvo encerrados durante tres meses a los ciudadanos ni la política de manga ancha aplicada durante la “nueva normalidad” habían dado los frutos esperados y España ocupaba -aún lo hace- los peores puestos del planeta en contagios, muertes o número de sanitarios infectados.

Por si fuera poco, nuestro país se encaminaba entonces hacia una tercera ola cuyos resultados eran más que previsibles, a la vista del impacto que tuvieron las dos primeras. El Ejecutivo de Pedro Sánchez tomó entonces dos decisiones de gran calado que todavía mantiene con el fin de eludir responsabilidades para erosionarse lo mínimo posible, y mejorar al mismo tiempo su nefasta imagen entre una población muy aquejada de lo que ya entonces empezaba a denominarse fatiga pandémica.

Por un lado, delegó la adopción de medidas de salud pública en manos de las comunidades. Para ello, sacó a relucir uno de esos términos orwelianos con los que tanto nos ha obsequiado durante toda la crisis, el de la cogobernanza, con la idea de que fueran los presidentes autónomicos, y no él, los que se quemasen en la batalla contra el virus.

Por otra parte, decidió poner en marcha algo en lo que sí es experto: una campaña de marketing sin precedentes que le permitiera beneficiarse de los aires esperanzadores que llegaban con las nuevas vacunas que iban a empezar a administrarse a finales de diciembre. Así pues, el personalismo de los primeros meses dio paso a la dejación de funciones sin precedentes, y la gestión fue sustituida por el marketing puro y duro.

Recuerden aquellas imágenes que el aparato mediático difundió a los cuatro vientos las pasadas navidades en las que palés repletos de dosis se distribuían con la cartelería del Gobierno de España. Se trataba de instalar en la conciencia colectiva la imagen de que el mismo Ejecutivo que nos decía eso de “unidos podemos” y “salimos más fuertes” era respetuoso con las competencias de los diferentes territorios y velaba además por nuestra salud, regándonos de antídotos contra el COVID.

La operación fue un éxito hasta que se conocieron los datos de la tercera ola y, sobre todo, hasta que empezó a ser palpable que la campaña de vacunación se convertía en otro fracaso más en la lista de Pedro Sánchez y su equipo. Más de tres meses después de esta nueva política, España supera con creces las 75.000 muertes oficiales y el proceso de inmunización avanza a paso de tortuga.

A principios de abril apenas estaban vacunados con los dos sueros un 40% de los mayores de 80 años y un 2,8% de las personas de entre 70 y 79 años y la cacareada inmunidad de rebaño prometida para el verano parecía una utopía.

Preguntas con respuesta

¿Qué laboratorio no entiende que el Gobierno incluya en las estadísticas sobre vacunación de los miércoles las vacunas que empiezan a repartirse los lunes?

¿Qué parlamentaria popular relacionada con la Sanidad no es bien vista por algunos compañeros de partido? ¿Por qué?

¿Qué familiar de un ex alto cargo socialista mantiene un contrato con el Ministerio de Sanidad?

¿Qué grupo de enfermos está que se sube por las paredes por una decisión reciente sobre visados de la Dirección General de Farmacia?

Sergio Alonso

Autor Sergio Alonso

Fundador y director del suplemento A tu salud del diario LA RAZÓN

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