Montserrat hila fino con el interterritorial

Aunque a priori pueda parecerlo, no resulta extraño o casual, ni mucho menos, que el Ministerio de Sanidad estrene prácticamente el curso político con un nuevo intento de dotar de mayor operatividad al Consejo Interterritorial de Salud. Este órgano, equiparable si se me permite la comparación al perro cuyos ladridos son reprendidos por todos, pero al que nadie se atreve a ponerle el bozal, lleva años empantanado en terreno de nadie sin que ningún ministro haya sido capaz de encauzarlo hasta ahora. Y hacerlo resulta clave, como bien apuntan los expertos desde tiempos inmemoriales y como bien parece haber intuido Dolors Montserrat.

Aunque en épocas pasadas y no tan pasadas alcanzó acuerdos importantes, trascendentales a veces, hasta las autonomías parecen coincidir hoy en la necesidad de transformarlo en parte para alejar de él las discusiones políticas y uniformizar algunas de las decisiones más sensibles. Decisiones que afectan, en suma, a los pacientes de toda España y a los profesionales del sistema.

El intento de Montserrat de domeñar lo que nunca lo estuvo se producirá en un momento especialmente importante para el consenso territorial. No sólo por la necesidad de proyectar hacia el exterior una gran imagen de unidad en la pugna por acoger la Agencia Europea del Medicamento, la gran apuesta de la ministra desde que llegó al cargo, sino también por la ristra de tareas fundamentales que se avecina durante los próximos meses en materia de farmacia y, especialmente, en el área del personal sanitario. Éste y el próximo ejercicio serán los años de la OPE, la mayor oferta de Empleo Público jamás vista en la historia sanitaria de nuestro país. Mayor incluso que la aprobada en los estertores del Insalud.

Y si a principios del verano se advirtieron ya divergencias sobre su marcha en feudos tradicionalmente pacíficos como, por ejemplo, La Rioja, no será extraño que se reproduzcan con mucha mayor virulencia a la vuelta de las vacaciones. El consenso resultará vital, por ejemplo, a la hora de aprobar los concursos de traslados, la determinación de las plazas para evitar duplicidades y la fijación misma de las pruebas. Este curso resultará también clave para que el Ministerio satisfaga una reivindicación profesional más que justa, como es la prescripción enfermera.

Dado el apoyo autonómico a esta cuestión, y visto el giro hacia la prudencia y hacia la razón que apuntó antes del verano la Organización Médica Colegial, Montserrat encontrará en el Interterritorial el foro idóneo para satisfacer a un colectivo, el de la enfermería, muy molesto con el giro que experimentó el PP en este campo. El consenso de este órgano será también fundamental para encauzar bajo un criterio único la llegada de nuevos medicamentos, casi milagrosos en algunos casos, pero mucho más caros. Montserrat se ha dado cuenta de ello y su apuesta por dar un nuevo aire al máximo órgano de coordinación sanitaria tiene todo el fundamento.

Sergio Alonso

Autor Sergio Alonso

Fundador y director del suplemento A tu salud del diario LA RAZÓN

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