Palos de ciego a cuenta de la prescripción enfermera

La guerra entre profesiones va a marcar, desgraciadamente, la agenda política sanitaria en España durante los próximos cuatro años. Médicos, farmacéuticos y enfermeras llevan meses enfrascados en una suerte de “bellum omnium contra omnes” que, lejos de amortiguarse, se recrudecerá en el futuro. Y lo hará más por causa del celo extremo y los complejos internos de algunas de las organizaciones que les representan, que por motivos objetivos que justifiquen los enfrentamientos. Sin lugar a duda, el colectivo más aquejado por esta suerte de neurosis competencial que sacude a las profesiones sanitarias es el de los médicos.

Desde la marcha del neurocirujano Carlos Amaya, el sindicato que les representa, la CESM, va dando palos de ciego. En la OMC, sucede otro tanto: aunque Serafín Romero ha dado a la corporación el tono de cordura que faltaba en la época de Juan José Rodríguez Sendín, muchas de las acciones que despliega su corporación son aún desconcertantes, combinando aciertos sonoros como el “no” a la eutanasia que a modo de globo sonda propugna el PSOE, con errores manifiestos como el apoyo a entidades pseudoizquierdistas que utiizan el paraguas del precio justo de los medicamentos para encubrir un ataque en toda regla a los laboratorios, o como el reciente comunicado cuestionando a la consejera valenciana Ana Barceló por emplear el término “prescripción enfermera” en lugar de “uso” o “indicación”.

La absurda guerra de la prescripción enfermera es precisamente el mejor ejemplo de la pérdida del norte que sufren muchas de estas organizaciones médicas. Mientras Cesm y OMC tratan de enardecer a sus representados y de poner puertas al campo, pasan por su lado amenazas profesionales reales ante los que, incomprensiblemente, guardan silencio. Callan, por ejemplo, ante los programas informáticos oficiales que coartan de manera real su sacrosanta libertad de prescripción con fines economicistas. Lo hacen asimismo ante unos posicionamientos terapéuticos que apenas permiten el paso a cuentagotas en los hospitales de fármacos que han acreditado su enorme potencial para el tratamiento de algunos pacientes.

También permanecen mudas ante riesgos latentes muy graves que acechan a los médicos en España, fruto de la nueva Sanidad que llega de las manos de la tecnología: dentro de no mucho, por ejemplo, un ejército de radiólogos ultracualificados analizarán desde países en desarrollo como India las pruebas que les lleguen desde España. Y lo harán con sueldos que no subirán de los 300 euros mensuales, golpeando de lleno a los profesionales de nuestro país al empujar los salarios a la baja. Son estas y no otras las amenazas que de verdad persiguen a los médicos y sobre ellas deberían posar sus ojos las organizaciones que les representan. Lo demás son meros fuegos de artificio.

PREGUNTAS CON RESPUESTA

¿Cuenta la AiREF con profesionales sanitarios de peso como para evaluar sin riesgo de error las vías de ahorro en fármacos? ¿Por qué omite la Autoridad Fiscal el nombre de los profesionales que elaboran sus informes?

¿Qué alto cargo de una patronal sanitaria está en la cuerda floja? ¿Por qué apenas acude a ningún acto dicha persona para ejercer la representación institucional?

¿Qué personaje perteneciente a la espera de los pacientes es un moroso?

¿Qué presidente de una patronal defiende entre sus asociados el fichaje de ex altos cargos socialistas, poniendo a una mujer como ejemplo, para ganar así influencia ante posibles medidas draconianas por parte del PSOE?

Sergio Alonso

Autor Sergio Alonso

Fundador y director del suplemento A tu salud del diario LA RAZÓN

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