La vida no se acaba, el sexo tampoco

Una enfermedad grave desata una tormenta en la vida de una persona, tanto en la parte pública, su trabajo, su familia, sus relaciones de amistad como, en distinto grado, en la parte más íntima y personal. Factores como la expectativa de curación de la dolencia que nos aqueja —por ejemplo, algunos tipos de cáncer— o las secuelas físicas directas —incapacidad, dolor…— hacen mucho más duro el golpe moral que genera el diagnóstico de según qué patologías.

Las personas se plantean todo tipo de dilemas existenciales sobre la muerte o sobre la soledad, algunos caen en una profunda depresión. Y esa esfera tan íntima es la que casi nadie ve, ni siquiera los más allegados. Luego, si subimos un escalón más, encontramos temas, como el que se ha tratado desde diarioenfermero.es, que son un auténtico tabú: las relaciones sexuales.

Se trata de algo que se relega a un segundo plano. Se supone que te preocupa —o te debe preocupar más— el hecho de sobrevivir o curarte que gozar de la sexualidad con tu pareja. Pero para muchos pacientes algunas secuelas de una dolencia que puedan afectar a la sexualidad, la líbido o la reproducción pueden generarles más ansiedad y angustia que otros síntomas en los que suele focalizarse la atención sanitaria.

Sin embargo, esta parcela de la vida no puede abandonarse porque la salud se resienta. Lo que ocurre es que los pacientes en muchas ocasiones no saben cómo pedir ayuda ni a quién recurrir y se encierran en su sufrimiento. Como enfermeras debemos ayudarles con la sensibilidad que caracteriza a nuestra profesión. Hay cada vez más compañeras focalizando su trabajo hacia este campo. Pero cualquier profesional, tanto desde la Atención Primaria como en la hospitalaria, debe contar con conocimientos y ojo clínico para abordar los problemas de índole sexual que sufren las personas para ayudarles o, según el caso, derivarle al profesional mejor cualificado. Incluso si existen impedimentos físicos para mantener relaciones sexuales como se hacía antes de la patología, hay muchas alternativas y enfoques para mejorar la vida íntima de las personas. La enfermedad puede cambiar nuestra vida, en muchos casos de forma drástica, pero no hay que resignarse a renunciar a todo mientras sigamos respirando.

Florentino Pérez Raya

Autor Florentino Pérez Raya

Florentino Pérez Raya es el presidente del Consejo General de Enfermería

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