Enfermera con semblante serio con EPI puesto en hospital

Tambores de guerra en la profesión enfermera

Si los médicos han marcado con sus algaradas la agenda sanitaria previa a las elecciones autonómicas y municipales, la enfermería lleva camino de hacer otro tanto antes de las generales del mes de diciembre. Colegios profesionales y sindicatos no aguantan más y durante los próximos meses no son descartables manifestaciones multitudinarias, protestas contra el Gobierno y el principal partido de la oposición e, incluso, una gran huelga. ¿Cuál es el motivo? No hay uno solo, sino un conjunto de ellos que, a medida que transcurren los días, incrementan el enfado de las organizaciones más representativas. Lo cierto es que el malestar viene de largo, pero lo ocurrido durante la pandemia de COVID-19 constituyó el punto de ebullición, la mecha de una bomba que ya estaba a punto de estallar. Lejos de recompensar a la enfermería por su lucha sin cuartel contra la enfermedad sin equipos de protección ni recursos suficientes, las autoridades sanitarias han ninguneado a la profesión hasta niveles nunca vistos, con los resultados que todos conocemos: faltan alrededor de 95.000 profesionales en todo el país, los contratos precarios proliferan, los salarios son raquíticos y las que ejercen en la administración siguen sin estar incluidas en el grupo A, lo que coarta su desarrollo profesional y les impide, por ejemplo, optar a puestos de gestión y responsabilidad.

“El hecho de no disponer de unas plantillas suficientes de enfermeras y enfermeros que puedan ofrecer una atención y cuidados de calidad a los pacientes y al conjunto de la ciudadanía conlleva una mayor probabilidad de riesgos, complicaciones, efectos adversos e, incluso, fallecimientos”, denuncia el presidente del Consejo General de Enfermería, Florentino Pérez Raya. Además de no adoptar ninguna solución al respecto, los partidos tienen encima bloqueada la Ley de Seguridad del Paciente, una norma que trae por la calle de la amargura especialmente al Sindicato de Enfermería, que se siente ninguneado.

Las continuas prórrogas establecidas con la única finalidad real de dilatar la tramitación de esta norma han colmado el vaso de la paciencia de ésta y otras organizaciones, que apuntan al PSOE como principal culpable y sospechan que al PP no parece importarle en exceso este retraso, toda vez que ambas formaciones son las que capitanean los gobiernos autonómicos y harán todo lo posible para que no se les dispare el gasto por la vía de los salarios.

El caso es que, a día de hoy, España está a la cola de Europa en número de enfermeras, con una ratio de 625 por cada 100.000, frente a las 827 de media que registra la OCDE. La ley que culminaría esta situación injusta y peligrosa para los enfermos duerme el sueño de los justos más de tres años después del inicio de su tramitación. Ni Satse ni el Consejo permitirán que se llegue a los cuatro. Suenan tambores de guerra en la profesión enfermera.

Preguntas con respuesta:

  • ¿Qué conocido médico español que trabaja en Madrid aspira a uno de los mayores galardones sociales que se otorgan en nuestro país?
  • ¿Qué gran especialista ha proporcionado medicamentos para tratar una de las dolencias del Papa?
  • ¿Qué sanitario muy afín al socialismo está moviendo los hilos para obtener un cargo importante en una consejería si este partido sigue en el poder tras el 28-M?
  • ¿Qué CEO de una compañía farmacéutica es visto con recelo por muchos colegas de otros laboratorios por entender que no da el nivel para el cargo que ocupa?
Sergio Alonso

Autor Sergio Alonso

Fundador y director del suplemento A tu salud del diario LA RAZÓN

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