Darias, ministra de propaganda

El desembarco de Carolina Darias en el Ministerio de Sanidad supuso un rayo de esperanza en medio de la oscuridad dejada por la pandemia. La gestión de Salvador Illa había sido nefasta y la canaria venía a insuflar nuevos aires a un departamento en caída libre tras encadenar error tras error con consecuencias trágicas para el conjunto del país. Peor que el catalán, se decía, no podía hacerlo. Y el estreno, realmente, fue ilusionante. Frente a las presiones de la facción más sectaria del partido y de sus socios de gobierno, la nueva ministra hizo valer su peso ante Pedro Sánchez para trazar una línea roja y desautorizar, con toda lógica, las concentraciones feministas del 8 de marzo, tan nefastas para la epidemiología española tan solo un año atrás.

Paralelamente, empezó renovando altos cargos para situar a su alrededor a personas de confianza que ya habían estado con ella en Administraciones Públicas. Aquel arranque tan prometedor se ha convertido con el paso de las semanas en un mero espejismo. La renovación del staff del Ministerio ha sido meramente cosmética y los mismos directores generales que empujaron a Illa al desastre siguen en sus puestos, lo que hace que Darias repita uno por uno los fallos de su antecesor. En vez de anticiparse a los acontecimientos, el catalán siempre actuaba por detrás de ellos -tarde, mal y a destiempo-, convirtiendo por ejemplo Barajas en un coladero de infecciones provocadas por la cepa original del virus SARS-CoV-2 y sus nuevas variantes.

La canaria ha seguido sus pasos y, de nuevo, ha tardado días en establecer cuarentenas ante la cepa mutada que devasta India, olvidándose incluso de blindar los puertos. Pero el desastre no se detiene ahí. Con el paso del tiempo, la canaria está mutando y en lugar de actuar como ministra de Sanidad ejerce como una ministra de Propaganda que sólo sabe hacerse fotos con vacunas, como si fuera una mera comercial de la industria farmacéutica. Resulta lógico en un Gobierno que sólo puede vender la esperanza de la inmunización ante el desastre sanitario y económico en el que ha sumido el país, pero es muy desalentador para los que confiaban en un cambio radical en el Ministerio.

Si eso es todo lo que puede ofrecer un ministro de Sanidad, lo mejor seria cerrar del todo el departamento. En el poco tiempo que lleva en el cargo, Darias ha emulado e, incluso, agrandado, los tics de Illa: escamotea información al Parlamento, actúa con opacidad, y prodiga el arte de ponerse de perfil, delegando la responsabilidad de las decisiones en las autonomías con la excusa barata de la cogobernanza. El fin del estado de alarma derivará en un caos legislativo ante su pasividad. El otro dislate de Darias es la estrategia de vacunación, que cambia a cada semana y muestra vacíos inexplicables que darían para más de una tribuna.

PREGUNTAS CON RESPUESTA

¿Qué dos mujeres han hecho piña contra otra en la cúpula del Ministerio de Sanidad? ¿Por qué?

¿Qué consejero de Sanidad será ascendido en breve a vicepresidente de su Gobierno autonómico o presidente del Parlamento regional?

¿Qué médico creyente podría sucederle en el cargo?

¿Qué consejero sanitario del PSOE irrita en Ferraz por la gestión que está haciendo de la pandemia en su comunidad?

Sergio Alonso

Autor Sergio Alonso

Fundador y director del suplemento A tu salud del diario LA RAZÓN

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