A1, una lucha contra la injusticia

A veces basta un simple ejemplo para comprender la magnitud de una situación injusta, absurda o anacrónica. Yo lo defino como un atentado contra nuestra dignidad profesional. Así calificaría el hecho de que las enfermeras se incluyan en el grupo A2 de los trabajadores públicos. Imaginemos a dos profesionales, Juan es biólogo, economista, psicólogo o periodista mientras que Ana es una enfermera. Ambos han estudiado un Grado Universitario de 240 créditos. Es evidente que su trabajo es fundamental para la sociedad. Juan —sea cual sea su profesión de entre las mencionadas y tantas otras— pertenece a la categoría A1 dentro de la función pública. Sin duda debe de ser así por su titulación y su responsabilidad. Ana, la enfermera, sin embargo, sigue encuadrada en el grupo A2, con la misma titulación y, con todos los respetos, el mayor nivel de responsabilidad posible: la responsabilidad de tener muchas vidas humanas en sus manos.

Cualquier persona comprende que esto no es más que una anomalía histórica que viene de los tiempos en los que la formación de las enfermeras no era un Grado sino una Diplomatura universitaria.

Pero de eso han pasado más de 13 años y, sin embargo, las enfermeras siguen encuadradas en un nivel, el A2, que no les corresponde y que, lo que es más importante, las perjudica enormemente en su desarrollo profesional.

Independientemente de la remuneración inferior, la exclusión del grupo A1 implica poner un nuevo techo de cristal a las 316.000 enfermeras y enfermeros de nuestro país. Pongamos un nuevo ejemplo ilustrativo: mientras que un economista, un abogado o un periodista podría ser nombrado gerente de un hospital mientras que una enfermera no, por muy formada que esté, por mucha experiencia que acumule en materia de gestión. ¿Tiene esto alguna lógica?

Desde el Consejo General de Enfermería estamos decididos a reclamar la inclusión de todas las enfermeras en el grupo A1 de la administración. Vamos a trasladárselo a los políticos con el respaldo de los ciudadanos que seguro que comparten nuestra indignación ante una situación injusta. Porque nos han visto sufrir, exponernos a esta pandemia sin protección, trabajar sin descanso para salvar vidas. Los aplausos, los reconocimientos, los homenajes están muy bien, pero lo que realmente cuenta son hechos y voluntad de que la marginación de la Administración a las enfermeras en el ámbito laboral pase a la historia. Así lo esperamos todos.

 

Florentino Pérez Raya

Autor Florentino Pérez Raya

Florentino Pérez Raya es el presidente del Consejo General de Enfermería

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