Des-Cuidados intensivos

La saturación de las Unidades de Cuidados Intensivos en muchos hospitales de este país fue uno de los momentos más críticos de la primera ola de la pandemia de COVID-19. Muchas personas perdieron la vida ante la imposibilidad de acceder a estas unidades para pacientes muy delicados y se impusieron criterios de probabilidad de supervivencia al igual que ocurre en una guerra.

Desde entonces contar con las suficientes camas de UCI ha sido una prioridad para los servicios regionales de salud con la segunda ola. Afortunadamente, la pandemia continúa causando mucho dolor y condicionando nuestras vidas, pero no se ha llegado al colapso del sistema sanitario. Todos los pacientes están atendidos en las mejores condiciones por los profesionales sanitarios aunque, por desgracia, no todos superan la enfermedad.

Sin embargo, lo ocurrido nos invita a poner la mirada en estas Unidades de Cuidados Intensivos y por ello hemos realizado un completo análisis del panorama en todas las Comunidades Autónomas. Por una parte, el punto de partida de las camas de UCIs disponibles en cada territorio —en la época prepandemia— ya revela que hay CC.AA. con un número de camas insuficiente, pero el principal problema, la circunstancia de la que depende la vida de miles de personas, es que no hay enfermeras para atender a esos pacientes. La Administración puede reconvertir camas normales en camas de UCI, se pueden adquirir monitores, respiradores y todo tipo de tecnología sanitaria, pero lo que no se puede crear, de la noche a la mañana, son miles de enfermeras para atender a los pacientes.

Una vez más, queda patente la desastrosa planificación de los diferentes gobiernos en materia de recursos humanos. Cuando el sistema sanitario se ha puesto a prueba ante una gran emergencia como la que nos azota sus carencias salen a la luz. Una que debería aterrar a los dirigentes sanitarios y a la población en general es que una enfermera tenga que atender a varios pacientes tan críticos y delicados. En otros países de nuestro entorno y según las recomendaciones internacionales, cada enfermera debería corresponderse con un enfermo al que asistir; y en tiempos de COVID-19 deberían ser dos las enfermeras por cada ingresado en Cuidados Intensivos. Muy lejos de la ratio en España. ¿Tomará el Gobierno medidas?

Florentino Pérez Raya

Autor Florentino Pérez Raya

Florentino Pérez Raya es el presidente del Consejo General de Enfermería

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