El Gobierno perpetúa la asfixia financiera de la Sanidad

El partido que resulte vencedor en las elecciones generales de finales de año va a tener que enfrentarse a una durísima papeleta: reflotar la Sanidad. Después de casi cinco años en los que el Gobierno ha dejado languidecer el sistema sin introducir medida de mejora alguna, las señales que llegan de todos lados son alarmantes.

Las listas de espera, una de las mejores herramientas para medir el estado de salud real de un modelo sanitario, alcanzan cifras récord. A finales del pasado año 793.521 enfermos se encontraban en espera de una intervención quirúrgica, y lo hacían una media de 120 días desde que se lo prescribía el especialista, una auténtica aberración, aunque en algunas autonomías, sobre todo las socialistas, la demora media se disparaba muy por encima de este tiempo, con Extremadura a Canarias y Extremadura a la cabeza del desaguisado, al registrar 167 y 156 días, respectivamente, de acuerdo con los datos recopilados por el Ministerio de Sanidad. Si graves son los resultados de este indicador, más lo son aún los incluidos en el último informe elaborado por la consultora Iqvia para la patronal farmacéutica europea. De hecho, la llegada de los fármacos más innovadores contra todo tipo de enfermedades se está dilatando a pasos agigantados. Si España registraba antes una demora de 517 días a la hora de incorporar estas terapias, ahora acumula un retraso de 629 días, resultando especialmente grave en el caso de los medicamentos oncológicos, aquellos que alargan la supervivencia de los enfermos o abren las vías para prolongarla.

Otro dato que ilustra la grave crisis de la Sanidad española es la deuda que van acumulando los diferentes servicios de salud con los fabricantes de productos y de tecnología sanitaria. Aunque aún no ha llegado a las cotas dramáticas de la anterior crisis financiera, lo cierto y verdad es que la tendencia que sigue este parámetro es creciente, y ya supera los 700 millones de euros. Como España vuelva a enfrentarse a turbulencias económicas o la prima de riesgo se dispare, más pronto que tarde hará falta un nuevo plan Montoro para garantizar los pagos. Un drama, en definitiva, al que nadie en el Ejecutivo parece querer ponerle coto. Además de la falta de reformas, que hace que el Sistema Nacional de Salud se mueva por mera inercia con herramientas jurídicas anacrónicas del siglo pasado, lastrando el desarrollo profesional de los trabajadores del sector, el grave problema va a seguir latente ante la pasividad gubernamental: el de la asfixia económica.

A pesar de que arrecian las voces que ya reclaman un 8% sostenido del PIB para la Sanidad, el Gobierno lo mantendrá por debajo del 7% al menos hasta 2026, insuficiente a todas luces. Así consta en el Programa de Estabilidad enviado a Bruselas, en lo que constituye otro jarro de agua fría.

Preguntas con respuesta

  • ¿Qué alto cargo del Ministerio de Sanidad permanece en el puesto por decisión directa de Moncloa?
  • ¿Qué nombramiento nombramiento que quiere hacer Juan José Fernández Ramos en la Consejería de Sanidad de Madrid no cuenta con el beneplácito del círculo sanitario más cercano a Isabel Díaz Ayuso? ¿Por qué?
  • ¿A qué alto cargo del Ministerio de Sanidad trató de agradar Farmaindustria al resaltar la mejora de la disponibilidad de los nuevos fármacos en la información que divulgó referente al informe de Iqvia y la patronal europea?
  • ¿Qué mujer ambiciona un mayor poder en la industria farmacéutica?
Sergio Alonso

Autor Sergio Alonso

Fundador y director del suplemento A tu salud del diario LA RAZÓN

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