No habrá Pacto de Estado por la Sanidad

A medida que se agudiza el hundimiento de la Sanidad pública en España, arrecian con más fuerza las voces que demandan un pacto de Estado con el que articular su salvación. No es ninguna novedad. En la anterior crisis financiera de 2008, cuando el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero multiplicaba los recortes a pensionistas y empleados públicos -sanitarios incluidos- y las Consejerías de Salud no tenían dinero ni para pagar las medicinas a las farmacias, también se multiplicaban las peticiones de un acuerdo para rescatar al modelo sanitario de la quiebra. Nada de aquello se hizo y me aventuro a avanzar que tampoco sucederá ahora. La historia es siempre un espejo con el que adivinar el futuro y ninguno de los precedentes existentes, ni el de 2008, ni los anteriores, algunos realmente serios, invitan al optimismo.

A lo largo de mi trayectoria profesional he sido testigo directo de varios intentos reales de alcanzar dicho consenso y todos fracasaron. La Comisión Abril Martorell fue, seguramente, el mejor de todos ellos. Las recomendaciones de sus integrantes, un grupo de expertos de primer nivel sin contaminación política, dibujaban con precisión milimétrica y anticipación profética las medidas necesarias para frenar el deterioro por aquel entonces incipiente del sistema. El documento acabó en un cajón, y la mayoría de los consejeros que se atrevieron a poner en marcha, de forma mínima, alguno de los remedios planteados, salieron escaldados. Por ejemplo, se tendió a separar la financiación de los servicios de su provisión, sí, pero esta es satanizada allí donde se practica con reglas del derecho privado.

En la primera legislatura del PP, allá por 1996, se empezó a gestar una subcomisión para la mejora de la Sanidad en el Congreso. Cubrí casi todas las comparecencias y hablé extensamente con sus integrantes. Tres populares y no recuerdo si también Feliciano Blázquez, dos socialistas, una de izquierda unida, otra del PNV y un último de Coalición Canaria. A diferencia de muchos de los políticos de hoy, aquellos tenían cierta altura de miras. Aquel PSOE avaló, de hecho, modelos como el de Alcira al brindar su apoyo a la Ley 15/1997 de nuevas formas de gestión. La diputada de CiU, Zoila Riera, que era un encanto, también apostaba por insuflar más dinamismo al modelo. Sin embargo, al final de sus trabajos, el pacto se truncó. La subcomisión devino en un intento del PP de usar al resto de los grupos como paraguas para colar sus reformas y en otro de la izquierda de revolverse contra los populares con los viejos clichés de siempre. Años más tarde, el pacto promovido por Bernat Soria también acabó en nada. Para lograr ahora uno hace falta coincidir en el diagnóstico y sosiego político.

Ninguno de los ingredientes se cumple, por lo que nadie espere nada. El buenismo de los que pregonan el acuerdo se da de bruces con la realidad.

Preguntas con respuesta

  • ¿Qué laboratorio se quedaría prácticamente sin caja si ingresara en Farmaindustria? ¿Por qué?
  • ¿Qué importante representante del sector no fue nunca recibido por Salvador Illa pese a las múltiples soluciones que podía haber aportado en la primera fase de la pandemia de covid?
  • ¿Qué dircom de un subsector sanitario está muy mal visto en dicho subsector? ¿Por qué?
  • ¿Qué Consejería de Sanidad socialista se está convirtiendo en un cementerio de elefantes? ¿Por qué?
Sergio Alonso

Autor Sergio Alonso

Fundador y director del suplemento A tu salud del diario LA RAZÓN

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