Hablemos del cuidado

El cuidado no es una actividad más, ni una mera forma de ganarse la vida. Marie Françoise Colliére, eminente profesora de enfermería francesa o, en nuestro país, el Profesor Francesc Torralba han profundizado en este tema. La primera de ellas afirma que “cuidar es un acto de vida, que tiene como objetivo, en primer lugar y por encima de todo, permitir que la vida continúe y se desarrolle y, de ese modo, luchar contra la muerte: la muerte del individuo, la muerte del grupo, la muerte de la especie”.

Un cometido de tal envergadura corre el riesgo, hoy más que nunca por la creciente pérdida de valores en la que intentamos sobrevivir, de sufrir un grave deterioro. Hay algunos elementos que nos predisponen a ello. Pongamos como ejemplo solo alguno de ellos tal como la creciente mercantilización de la praxis sanitaria alentada por una filosofía consumista en la que lo epidérmico, lo superficial, sustituye a lo nuclear, la apariencia externa sustituye a la dignidad humana y lo light se erige en el eje y la preocupación central de nuestra cultura. Al café descafeinado, la leche desnatada y las bebidas sin azúcar añadimos hoy la virtud sin virtuosismo y una profesionalidad basada en la imagen, el aparente prestigio, o lo que algunos llaman – permítanme esta expresión popular el “sex appeal”. Es, sencillamente, la cultura del escaparate en la que, digámoslo así, la cascara es más importante que el interior.

De ahí que mi último artículo finalizara con una afirmación a tenor de la cual la profesión de enfermería o se encamina a la excelencia o simplemente, dejará de ser….

Nuestra pugna constante por la excelencia es un imperativo legal, un principio ético, una norma deontológica y —a su vez— la gran trampa que explica una buena parte de la preocupante situación actual que conmociona nuestra profesión. Pero para entender esto, en sus justos términos, me parece que es preciso fundamentar un poco más aquello que nos identifica como profesión frente a otras actividades igualmente profesionales pero diferentes en su cometido singular. Tengo la impresión de que, en los últimos tiempos, ha aparecido una tendencia creciente a capitalizar el cuidado por parte de muchos… Prestemos atención a ello porque, si bien, el cuidado forma parte de la naturaleza de las cosas y de las personas el único cuidador profesional, con una disciplina universitaria y curricular como tal, en términos de salud, que lo es y así debe ser reconocido por la sociedad es la enfermera. Y no olvidemos que hablar de salud es hablar de una situación de naturaleza holística, integral y no solo de la ausencia de enfermedad. Deberíamos tratar en otra ocasión cómo percibe la sociedad esta realidad, si es que lo hace, y de si es verdad aquello de que hemos superado inequívocamente la imagen de oficio subordinado sustituyéndola por lo que hoy debería ser una profesión autónoma…

Rafael Lletget

Autor Rafael Lletget

Tratamos de recuperar la esencia de la perspectiva humanista buscando su lugar en el ámbito de los cuidados enfermeros. El ser humano , más allá de eslóganes y frases oportunistas, constituye el centro de la praxis enfermera.

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