¿Hemos aprendido la lección sobre el ébola? (RHDV1) K5 «Una nueva amenaza»

RHD hace mención a la enfermedad hemorrágica del conejo, y en concreto el virus de la enfermedad hemorrágica cepa (RHDV1) K5, que se utiliza como herramienta biológica actualmente en Australia para minimizar el impacto de la introducción del conejo europeo (Oryctolagus cuniculus) sobre la producción agrícola y el medio ambiente. RHD es una enfermedad aguda, altamente contagiosa y que según apunta la evidencia científica sólo infecta a los conejos europeos salvajes y domésticos. La enfermedad progresa rápidamente de la fiebre y letargo a la muerte súbita dentro de 48-72 horas tras la infección.

En la mayoría de los casos la muerte del animal sobreviene de forma repentina a partir de un fallo hepático agudo y trastornos graves de la coagulación. No obstante, en algunos casos aparecen signos clínicos previos a la muerte, entre ellos: fiebre, anorexia, astenia hemorragia ocular, ictericia, sangrado nasal, convulsiones, parálisis y emisión de sonidos de sufrimiento.

Según la literatura científica disponible, el virus RHDV1-K5 no afecta a humanos; y es a partir de esta consideración cuando debemos empezar a preocuparnos sobremanera, ya que los operarios que utilizan este agente biológico, deben seguir estrictamente una serie de instrucciones técnicas de seguridad, para su preparación, uso, transporte, almacenamiento, y para la eliminación del virus (no olvidemos que nos encontramos ante un virus que provoca fiebre hemorrágica en el animal); y es precisamente con ocasión o como consecuencia de la manipulación del producto que contiene al agente infeccioso, cuando el ser humano puede tener serios problemas, pues ante la presencia de conejo y de proteínas virales en el producto, la administración accidental del producto a un operario podría ir acompañada de una ulterior reacción alérgica adversa; eso ocurriría al menos a día de hoy que sepamos, pero tratándose de un agente biológico tan virulento ¿podría en un futuro cercano producirse alguna mutación o alguna nueva incidencia, que ya sea al operario por inoculación o a cualquier persona por aerosolización ambiental del producto, le provoque un cuadro hemorrágico vírico grave?¿Quien asegura que esta posibilidad está lejos de materializarse, ante la masiva utilización del producto y su propagación por diversas geografías?

Por otra parte, los equipos de protección individual que deben utilizar los operarios, deben cumplir unas características técnicas, que en muchos materiales específicos son exactamente iguales a las especificaciones técnicas de los equipos de protección utilizados frente al virus Ébola; en especial trajes tipo “buzo” o mono protector integral y equipos autónomos de protección respiratoria, así como contendores especiales de material biocontaminado para desechar el instrumental punzocortante utilizado, y debidamente etiquetados.

La cepa RHDV1-K5 se ha aislado en Corea del Sur, y parece ser mucho peor que el Ébola; el virus resiste meses activo en el medio ambiente, y la mortalidad alcanza de momento al 90% de los conejos expuestos. En la península Ibérica, la escasez de conejos pone en peligro la conservación de especies como el lince ibérico y el águila imperial ibérica. La guerra biológica emprendida en Australia preocupa muchísimo a los expertos españoles. “Es una medida peligrosa para otras partes del mundo en las que se intenta preservar los conejos. Los virus no conocen las fronteras. Cualquier australiano lo puede traer a España en sus botas. Es una medida irresponsable, como así afirma el virólogo Francisco Parra de la Universidad de Oviedo.

En este contexto y escenario de control biológico indiscriminado, si las Administraciones Públicas y autoridades institucionales no actúan con sensatez, con celeridad y con sentido de responsabilidad hacia la sostenibilidad ambiental y hacia la salud pública, podríamos volver a repetir situaciones críticas similares a la reciente “crisis del Ébola” aunque esta vez con más virulencia por parte del agente infeccioso, pues no es descabellado pensar en potenciales mutaciones del virus, animales afectados que se vuelven más resistentes al virus y en respuesta a ello los virus se tornan cada vez más letales, lo cual podría propiciar un salto de este virus de la enfermedad hemorrágica a otras especies, incluso al ser humano; y quizás entonces ya no sean tan eficaces las medidas de contención que impulsemos.

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