Un pacto sanitario para sortear la parálisis legislativa

Al calor de la parálisis legislativa derivada de la falta de mayorías parlamentarias suficientes, vuelve a brotar el eterno debate del pacto de Estado por la Sanidad. En los últimos días, no hay foro, encuentro, jornadas o simposio en los que no surjan voces que deslicen la necesidad de un acuerdo que permita realizar reformas, a la vista del estado crítico en el que se encuentra el Sistema Nacional de Salud (SNS), con listas de espera récords, una angustiosa falta de profesionales y una insuficiencia financiera manifiesta, que amenaza con cronificar todos sus problemas.

La posibilidad de un pacto ha estado siempre presente en la historia sanitaria española, desde que la famosa Comisión Abril emitiera su profético y desgraciadamente ignorado informe de recomendaciones. Desde entonces he seguido muy de cerca varios intentos, algunos realmente pintorescos, y todos fallidos. El de la subcomisión del Congreso creada en tiempos de José Manuel Romay fue uno de ellos. Otro se produjo, si la memoria no me falla, en la etapa de Bernat Soria. Ambos fracasaron por desavenencias entre los principales partidos, sobre todo entre los bloques formados por PP y CiU, por un lado, y PSOE, por otro.

El intento que más cerca ha estado del éxito fue el de la Comisión de Reconstrucción constituida al hilo de la pandemia de Covid-19. El documento final, refrendado por las principales formaciones políticas en esos momentos críticos, no era de los mejores, pero se hizo eco de algunas de las opiniones de los principales representantes del sector y podría servir de base para el consenso en las grandes e imprescindibles reformas que urge poner ahora en marcha. Para sorpresa de todos, aquel arduo trabajo cayó en saco roto. Temeroso de enervar a sus socios de Podemos/Sumar y de disparar el gasto, el PSOE mostró poca voluntad de trasladar al terreno práctico la letra pequeña del documento, mientras que el PP optó por adoptar una postura frentista al estrecharse la distancia electoral con su gran rival. La posibilidad de recuperarlo está ahí, y hacerlo ahorraría no pocos meses de trabajo, pues gran parte de lo expuesto tiene vigencia, pero para que fructificara la intentona todos tendrían que poner de su parte. Primero, debería haber un acuerdo entre los partidos de izquierdas que forman la coalición de Gobierno.

No parece muy probable que el PSOE obtenga el plácet del PP para la negociación de un gran pacto si la ministra de Sumar participa en las manifestaciones contra Madrid. También el PP debería ceder en sus postulados, y aceptar muchos de los planteamientos de la izquierda más centrada. El problema es dónde se trazan las líneas rojas.

¿Cabe un acuerdo en el que se suprimiese la colaboración público-privada, que no fijara un incremento de las retribuciones de los sanitarios o que no estableciera como urgente la llegada de la innovación?

Preguntas con respuesta

  • ¿Qué Consejería de Salud del PP ha hecho saltar las alarmas en Génova por su rumbo errático?
  • ¿Qué dos CEOS de multinacionales están sorprendiendo, uno por su cercanía con sus subalternos y el otro por su irritabilidad ante lo que se ha encontrado?
  • ¿Qué organización con más de 500 asociados ha vetado a un conocido lobby del sector?
  • ¿Qué directivo de la sanidad privada afirma que la postura de la ministra contra el sector es sólo una pose dirigida a su electorado?
Sergio Alonso

Autor Sergio Alonso

Fundador y director del suplemento A tu salud del diario LA RAZÓN

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