Tratado recopilatorio del Padre Francisco José Bueno y González (2ª parte)

por | 26 julio 2019 | Lo que me queda en el plato - Marilourdes de Torres | 0 Comentarios

El prior Bueno se preguntaba «¿Qué conocimientos son necesarios, para llenar esta obligación* (asistencia*) de un modo conveniente? ¿Qué de síntomas nuevos se presentan que obligan al diestro enfermero a proceder con tino y circunspección meditada? Observando sus preceptos combinados con accidentes sucesivos, que unas veces deduce de su estudio y otras de su práctica a la cabecera de los enfermos, perfecciona la asistencia con la ejecución y arregla sus operaciones hospitalarias con el conocimiento necesario».

Con estos pensamientos, este instructor está hablando de reflexión, observación, estudio, intervención y ciencia. Está haciendo una descripción de un proceso al que en la actualidad se denomina Enfermería Basada en la Evidencia, porque se hace un uso consciente, explícito y juicioso de los datos obtenidos; y porque hace eficaz, eficiente y efectiva la toma de decisiones y las Intervenciones enfermeras en los cuidados. En nuestros días para Calixta Roy, Enfermería es «un sistema de conocimientos teóricos (Ciencia) que prescriben un proceso de análisis y acción (Disciplina) relacionados con los cuidados del individuo enfermo (Asistencia) o potencialmente enfermo (Prevención);… y su intervención depende de los resultados investigados».

El P. Bueno se propuso que todos los Cuidados enfermeros que en su Orden se aplicaban, debían estar debidamente registrados y protocolizados y con este motivo los recopiló en la Instrucción antes mencionada: «Voy a dar enseñanza de algunas ciencias, que aunque a primera vista parecen inconexas al objeto, tienden a la mejor instrucción y conocimiento para: Poder situar las partes enfermas y entender los términos técnicos de los facultativos, con que marcan la aplicación de remedios para distinguir las variaciones y síntomas que sobrevengan en el curso de la enfermedad y poder socorrerlas en ausencia del médico». (ciencia, disciplina, asistencia, prescripción, intervención). Habla a lo largo de los capítulos de «observar… detectar… tomar decisiones… cuidar el medio ambiente… renovar el aire… fumigar con ácidos minerales…» Por eso los mencionados Eseverri y Ventosa, remarcan que como queda reflejado en el libro, establecer las guardias y prestar servicios de enfermería es hacer «oficiosidad» y cuidados técnicos.

Aplicando todo lo expuesto en la evolución natural tanto académica como asistencial, las intervenciones enfermeras en la actualidad se diseñan de acuerdo a: objetivos, protocolo asistencial, metodología educacional, desarrollo profesional, introducción social, competencias homologadas; con características todas ellas, basadas en el conocimiento, capacidad, actitud y motivación del «docto enfermero». Su lógica es aplastante en su momento, en el presente y para el futuro. Es por lo que más adelante refiere «…uno de los puntos que forman la base del buen orden de los hospitales es que las enfermerías estén provistas de personas inteligentes…» Por mi parte ¡nada que añadir!.

Describe lo que en la actualidad denominamos firmeza «… robustez para soportar los malos ratos y desvelos necesarios…»; confianza «… valerse siempre de la dulzura, la persuasión y la paciencia…»; seguridad «… inspirándoles ánimo y resignación en sus males, constancia en el uso de los remedios, desvaneciéndoles los temores funestos sobre el éxito de la enfermedad….»; confidencialidad «… guardar un secreto inviolable en todo lo que vean…»; empatía «… serenidad de ánimo, para soportar las genialidades de los pacientes y mirar con firmeza sus padecimientos sin que por ello dejen de suministrar cuantas medicinas les sean ordenadas…», porque cuando la enfermera serenamente interviene, poniéndose en las circunstancias del paciente pero sin juzgarle, está actuando con empatía y está ayudando en la toma de decisiones sin forzar ni manipular.

CONCLUSIONES

«El padre de la enfermedad pudo haber sido cualquiera, pero sin duda la madre es la mala dieta. Que el alimento sea tu mejor medicina y tu mejor medicina sea tu alimento». (Hipócrates, 460 a.C.-370 a.C.)

Para las enfermeras nutricionistas, es reconfortante comprobar que, a la vez que se va configurando el proceso de atención enfermera, éste se realiza uniendo siempre la alimentación a los cuidados. Reconfortante ver cómo dietética y dietoterapia son cuidados. Reconfortante ver cómo el control de las dietas, es intervención enfermera.

A lo largo de la historia se comprueba que en los cuidados de enfermería se encauzan la clasificación sistemática de las creencias, los valores y los conocimientos del individuo. La enfermera atiende al paciente y escucha a la persona. Le explica los cuidados con un lenguaje que pueda entender y asimilar, desde el buen hacer profesional. Porque las experiencias, creencias y sistemas de valores que ha ido adquiriendo y modificando, han sido consensuados y homologados, hasta alcanzar unos modelos determinantes que han ayudado en la transformación y mejora de la profesión.

Todo esto ha sido posible porque la enfermera ha ido investigando en la naturaleza de los cuidados basándose en las necesidades de cada individuo y las manifestaciones de cada patología con un razonamiento lógico, a la vez que empleaba métodos empíricos en su desarrollo.

Madeleine Leininger en el siglo XX escribe que «el núcleo de los cuidados es la curación y su circuito es el concepto central de las intervenciones enfermeras; porque no puede producirse curación sin cuidados, pero puede haber cuidados sin que se produzca curación» Y una coetánea suya, Jean Watson refuerza diciendo que «una estrategia importante para enfermería es promocionar la enseñanza y el aprendizaje interpersonal, que distingue entre el concepto de cuidar y el de curar», frase con la que comienza este capítulo. Intrínseco al curar/no curar, está el morir y los cuidados enfermeros también están unidos al hecho de la muerte, porque enfermería es quien más cerca está desde siempre de los pacientes que fallecen en los hospitales. Enfermería reconoce la importancia de una buena muerte y ayuda a que ese trance sea lo más digno posible para el individuo (muerte digna). Es por lo que existen tal cantidad de matices en las atenciones y observaciones respecto de la ayuda al bien morir. De este aspecto de los cuidados, supieron mucho las Hermanas de la Caridad de

Santa Ana, atendiendo a los miles de heridos o infectados de tifus y otras epidemias, cuando fallecían en el Real Hospital de Ntra. Sra. de Gracia, durante los dos sitios de Zaragoza.

Pero fundamentalmente las enfermeras y cuidadoras han ayudado a recuperar la salud, paliando los efectos de la enfermedad. Lo han hecho con instrucción, con manejo de las medicinas prescritas, favoreciendo la adherencia al tratamiento, con la aplicación de medidas correctoras para mejorar la confortabilidad y/o disminuir el dolor. Y sobre todo han ayudado con la distribución y cuidado de la alimentación, función básica en toda intervención enfermera.

En las diferentes etapas de lo que denominamos en la actualidad proceso de atención enfermera (PAE), existen unas estrategias de valoración, diagnóstico, planificación, ejecución, evaluación continuada y final, que son una mera evolución en los años de existencia. Hoy sabemos que aplicar el PAE aporta un enfoque científico en la solución de problemas, que elimina la imagen de la enfermera sólo como «ayudante del médico»; porque el proceso de enfermería es similar al proceso investigador.

En los siglos XVII y XVIII, se denominaba enfermera a cualquier mujer civil o religiosa que atendía a persona enfermas, indiscriminadamente. Aunque aquí se ha remarcado la evolución de los cuidados y la acepción enfermera, todavía en nuestros días nos encontramos con consultas médicas privadas, atendidas por una «secretaria» que lleva el control de las fichas de pacientes y de las citas, pero que indefectiblemente cuando el usuario o un familiar se refieren a ella, todavía siguen diciendo «la enfermera de la consulta».

Simplemente lo dejo ahí como REFLEXIÓN CORPORATIVA.

Fin del capítulo

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Porque en este verano de 2019, os añado que FUERZA CORPORATIVA es lo que nos falta…….. Creernos que somos un CUERPO FACULTATIVO, es lo que nos falta…… pero conseguiremos creérnoslo porque en todas las instituciones ya se habla de que ha terminado la Era del Curar y llega la Era del Cuidar.

Eso, las enfermeras de nutrición ya lo sabemos hace mucho tiempo, pero ahora…… incluso ya lo decimos y lo escribimos.

Gracias por creer lo que dice la Dra. Enfermera Madeleine Leininger, “puede haber cuidados sin curación, pero no puede existir curación sin cuidados.” Gracias

Autor: Marilourdes de Torres

Delegada de nutrición del CGE; coordinadora del CC de ADENYD, secretaria general de UESCE; pero sobre todo me considero ENFERMERA PRESCRIPTORA.

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