Efectivamente va a haber un antes y un después en todos los niveles que nos rodean, un antes y un después para el sistema sanitario, un antes y un después en los métodos de organización, planificación y prevención, un antes y un después en las maneras de relacionarnos, un antes y un después a nivel social, un antes y un después en todas las empresas y organizaciones, un antes y un después imprescindible en la política, un antes y un después para todos aquellos que hemos sufrido directamente el impacto de la pandemia, un antes y un después en las condiciones de trabajo de los profesionales, un antes y un después para ciertas posturas poco éticas ni recomendables, un antes y un después para el reconocimiento de las personas, y también habrá un antes y un después a nivel personal, ese antes y después que va a marcar nuestro futuro individual.

Quienes hemos tenido la desgracia de tener contacto directo con el coronavirus vamos a tener un antes y un después, sin ningún tipo de duda, quienes me conocen y han podido hablar estos días conmigo lo han podido comprobar, lo han escuchado en mis palabras, o leído entre las letras de mis mensajes, la expresión replanteamiento ha sido una de las más utilizadas para expresar mis sentimientos por todo lo acontecido. Y así es, esta pandemia me ha hecho replantear muchas cosas, y la gran mayoría de ellas pertenecen a la esfera más íntima y personal. Replantearse porque no supe actuar mejor, replantearse sentimientos de culpa, replantearse porque no hice más, replantearse si merece la pena seguir con ciertas actitudes y comportamientos, replantearse el verdadero valor de las cosas, y sobretodo de las personas, en este replanteamiento constante te das cuenta de lo que adquiere valor para ti, te das cuenta cuando compruebas la fragilidad que todos ostentamos, que hoy estás bien y mañana quién sabe, compruebas el vacío, la soledad, el miedo y la rabia, el no poder decir adiós y no poder ofrecer consuelo a quienes te rodean, quienes confiaban en ti, y mi replanteamiento constante me dice que fallé, un pensamiento que me persigue, y me perseguirá siempre, porque fue un adiós precipitado, sin interlocución, el sufrir por saber la verdad e intentar minimizarla, agarrándote a una esperanza difícil y ciertamente inalcanzable por todas las circunstancias, el saber y no poder hacer nada, solo esperar la llamada final.

Me tiene en un estado que no es el mío, a pesar de intentarlo, de intentar pensar en un mañana, pero no puedo apartar ese sentimiento de mi, recibo muestras de afecto y de ánimo, recibo tratamiento para intentarlo superarlo, pero no hay forma de hacerlo.

Me replanteo tantas cosas, el mañana, el futuro, ese antes y después, el antes no puedo hacer nada por cambiarlo, formará parte de mi experiencia vital personal, una experiencia que a pesar de la tragedia, me hace ver y creer en lo que de verdad importa, los pequeños detalles de la vida, las cosas que habían pasado a ser secundarias por otras prioridades desagradecidas, esos gestos que estaban en segundo plano, replantearse vivir y saber por quién y con quién quieres vivir.

Lejos quedan ya ciertos deseos, ilusiones e inquietudes, ahora mi replanteamiento está claro, sin lugar a dudas ese antes y después me ha hecho ver la importancia y el valor de lo próximo, combatiendo la soledad y la tristeza desde dentro, aportando de manera innegociable el verdadero amor y dedicación a lo que de verdad importa, no aspiro a nada más que a esto, este es mi después, el después del coronavirus, un después meditado y lleno de reflexión,  un replanteamiento vital, un cambio personal después de lo vivido y sentido, sin duda la vida te da señales, la vida te muestra el camino, el camino donde te encuentras tu verdadera razón de ser, las prioridades se adaptan a la realidad, y mi realidad tiene un verdadero nombre y razón de ser, vivir, sin olvidar, pero buscando la felicidad perdida.

Autor: Albert Cortés

Enfermero, EAP La Garriga- Institut Català de la Salut. Doctorando en Ciencias de la Salud por la Universidad de Alicante. Máster en Gestión de Servicios de Enfermería, Máster Universitario en Dirección y Gestión de Personas. Barcelona Director de HUGES - Humanizando la gestión sanitaria. Coordinador del grupo de trabajo de humanización de la Asociación de Enfermería Comunitaria Mis valores son: la Justicia, la transparencia y el respeto. Los profesionales deben de ser centro del sistema, trabajando por una gestión humanizada. Editor de http://www.albertcortesborra.es/

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