Dentro del colectivo enfermero, las compañeras que deciden apostar por hacer rentable un sueño representan una clara minoría. Sacar adelante cualquier iniciativa personal, con o sin financiación
propia, supone una labor titánica ante la falta de tiempo, y más si a la vez hay que compatibilizar el negocio con el trabajo como enfermera, que es lo que en principio nos da de comer.
La actividad en un centro de salud, hospital, residencia, empresa o colegio, y más en los últimos años debido a la pandemia, desgasta muchísimo. Luchar, de forma paralela a la rutina, con ideas, proveedores, diseños, balances o difusión del negocio implica un sacrificio personal indudable.
Cuando hablamos de emprendimiento enfermero, hablamos de mujeres y hombres que tienen la capacidad de innovar, de mirar un poco más allá de lo que les viene dado. Y fruto de su esfuerzo nacen nuevos modelos de enfermería, patentes, productos o servicios que puede que el sistema sanitario no sea capaz de proporcionar.
Las enfermeras que colaboran en el reportaje que abre este número de ENFERMERÍA FACULTATIVA son un buen ejemplo de los valores de la gente que se “complica” la vida para facilitársela a los demás.
Estos días hemos asistido también a dos hitos para la Organización Colegial de Enfermería. Por una parte, hemos inaugurado la nueva “casa” de las 325.000 enfermeras y enfermeros españoles y de todos los colegios de Enfermería, por supuesto. Un edificio emblemático y moderno, pero a la vez sencillo y funcional, al servicio de toda la profesión. En el acto de inauguración no quisimos invitar a ningún representante político, pues no sirve de nada que vengan a nuestra sede a elogiar la labor de las enfermeras si luego la realidad es que nos discriminan y desprecian, como ocurre en el caso de la categoría A1, la falta de desarrollo de las especialidades o las ratios de enfermeras impropias de un país desarrollado. Asimismo, esta semana la solidaridad de las enfermeras ha estado más viva que nunca representada en el enorme camión cargado con más de 16 toneladas de material sanitario con rumbo a Ucrania, donde nuestras compañeras y compañeros se enfrentan al horror de la guerra con una acuciante falta de material sanitario para atender a la población.
Una vez más, las enfermeras españolas han demostrado su entrega y compromiso con los que viven una injusticia cruel, una muestra más de la barbarie humana.
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