Creo que no me equivoco si afirmo que, en nuestra época, estamos siendo víctimas a la vez que artífices de lo que podríamos llamar una cierta “incoherencia radical de lo humano”. Y esto se vive por muchos, que no por todos, en forma de tensión física, psíquica y espiritual. Quizá de ahí deviene el descontento generalizado, la apatía de muchos jóvenes, la ausencia de compromiso real y el considerar el puro bienestar como un fin en sí mismo y no como un medio para alcanzar la felicidad. En el fondo lo que aflora es la confrontación vital, entre “el ser” y el “deber ser”, la disociación entre “el ser” y “la función”.

En nuestro caso, la última razón ética de nuestra esencia profesional no es tan solo desempeñar una función enfermera sino ser auténticos enfermeros y enfermeras. Y yo me pregunto hoy, cuando se nos anuncia la muy próxima aparición de un renovado código deontológico enfermero, si estaremos dispuestos a reconducir nuestra moral profesional y, con ella, nuestra deontología en sintonía con lo que somos todos y cada uno de nosotros como individualidad y como colectivo profesional.

Se hace necesario, pues, reflexionar serenamente y eso no es fácil hacerlo en nuestro entorno sociocultural. Vivimos inmersos en la superficie, en el escaparate de las cosas y de los acontecimientos, en la epidermis, en la mera apariencia y la profesión enfermera requiere de una profundización seria en sus raíces, sus objetivos…, diríamos que, también como profesión, ha llegado la hora —por imperativo ético— de plantearse las preguntas radicales que formulaba Kant, uno de los pensadores más influyentes de la Europa moderna, ya en el siglo XVIII: quiénes somos, de dónde venimos, adónde vamos, qué nos cabe esperar.

Y digo que no será fácil porque, también en el seno de la profesión enfermera, la pluralidad de enfoques, de prioridades y otras cuestiones nos clasifica —y esto no es malo en sí mismo— dentro de la categoría de “extraños morales”. En cualquier caso, mi intención en este rincón de reflexión ética es, partiendo de nuestra realidad, buscar un camino de encuentro que nos haga consolidar nuestra coherencia como enfermeros. Algo así como el ser solidariamente coherentes con nuestra naturaleza de cuidadores de las personas desde una dimensión integral. Ya sabemos que esto tiene hondas connotaciones éticas y que, en mi humilde opinión, es un ejercicio pendiente.

En ese esfuerzo por reconstruir la coherencia no hemos de caer ni en la tentación del “angelismo ingenuo” que representa la apuesta por la educación en valores como el gran hallazgo educativo del siglo, ante el cual hay que aparcar todo lo demás (el estudio personal, la capacidad intelectual, etc.), ni tampoco hemos de caer en la tentación del “darwinismo social” que sólo valora y apoya la fortaleza y el poder de los que pueden o son, aparentemente, más fuertes. Es el momento de crear espacios y tiempos de reflexión. Los pacientes, nuestros pacientes, son el centro, son lo más importante, sujeto y objeto de nuestra atención. ¿Conocemos, como profesión, sus auténticas necesidades? Y, a su vez, ¿conocemos las nuestras como personas y profesionales auténticos?

Autor: Rafael Lletget

Tratamos de recuperar la esencia de la perspectiva humanista buscando su lugar en el ámbito de los cuidados enfermeros. El ser humano , más allá de eslóganes y frases oportunistas, constituye el centro de la praxis enfermera.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos relacionados

Últimos artículos

Pasado, presente y futuro de la enfermería

Pasado, presente y futuro de la enfermería

Conocer la historia de una profesión sanitaria como la enfermera no es un simple ejercicio de memoria; es un acto de  identidad y de visión, porque solo entendiendo de dónde venimos, podremos valorar todo lo que hemos conseguido, y así proyectar hacia dónde debemos...

Si llega otro pandemia, Dios proveerá

Si llega otro pandemia, Dios proveerá

Estos días se cumplen cinco años de uno de los episodios más oscuros de la historia sanitaria reciente, el cruento estallido de la Covid-19 que ha dejado ya alrededor de siete millones de muertes en el mundo y, desgraciadamente, aún queda todo por hacer para evitar...

El cerebro, ese órgano indispensable

El cerebro, ese órgano indispensable

El cerebro. Ese órgano indispensable. El que nos permite sentir, reír, llorar, disfrutar, aprender, movernos, expresarnos. El centro de nuestras emociones y el motor de nuestra creatividad.   Su capacidad de adaptación es asombrosa, moldeándose con cada nueva...

La importancia de cuidar nuestra salud vascular

La importancia de cuidar nuestra salud vascular

El Día Mundial de las Enfermedades Venosas, celebrado a principios de marzo, nos incita a ensalzar la importancia de cuidar nuestra salud vascular, así como a entender la relevancia de disponer una “red venosa” de calidad. Cierto es que muchos factores son biológicos,...

Un gran acuerdo político contra las agresiones a sanitarios

Un gran acuerdo político contra las agresiones a sanitarios

Las agresiones a los profesionales sanitarios se han convertido en un verdadero problema de Estado en España. En 2023, se notificaron 2.840 ante el Consejo General de Colegios Oficiales de Enfermería y 769 ante el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos, y...

Categorías

Archivos

Bitácora Enfermera no se hace responsable ni comparte necesariamente las opiniones de terceros emitidas a través de esta plataforma de blogs.