Hastío y test de antígenos

Han pasado las Fiestas Navideñas y la pandemia sigue monopolizando las conversaciones y la vida social en España. No hay día que los ciudadanos no reciban un mensaje de un familiar o amigo que ha dado positivo en un test de antígenos. Es evidente que el impacto del virus en su nueva variante dominante —la ómicron— no es el mismo en la salud de las personas, afortunadamente, pero sigue habiendo muchos ingresos en UCI y vidas perdidas a causa de las complicaciones de la infección.

Sin embargo, como enfermeras, la percepción de la situación es distinta, el ángulo de visión es otro. Puede que la mayor levedad de los síntomas, la existencia de elementos de protección, la capacidad de detectar el virus de forma rápida y el conocimiento acumulado hagan objetivamente muy distinto el momento actual de las olas precedentes. Pero siendo así, hay que contar con un elemento fundamental, el paso del tiempo.

Dos años al límite han hecho mella en todos los profesionales sanitarios. No es una sensación, aunque basta con escuchar a cualquier compañera o compañero, sino que existe evidencia científica sobre el “machaque” físico y psicológico de los trabajadores sanitarios. Exigidos por la emergencia sanitaria quizá no somos plenamente conscientes del auténtico drama que supone que haya enfermeras replanteándose su vocación, antes inquebrantable, o experimentando el síndrome del “burn out” o estar quemado en el trabajo. El colmo es cuando la saturación y las carencias -esto viene de mucho antes de la pandemia de la Atención Primaria se traduce en ciudadanos indignados y agobiados por la espera y la incertidumbre que han llegado a increpar a las enfermeras para desahogarse. No cabe mayor injusticia.

Pero no todo son malas noticias, entre todo este maremoto, el Gobierno ha dado muestras de sentido común y ha regulado el precio de los test de antígenos después del abuso que se había producido en las Navidades, cobrando en las farmacias cantidades astronómicas a una población que estaba desesperada por conocer su condición de infectados o no infectados para poder cenar con la familia en sentido extenso. Lo denunciamos el pasado 21 de diciembre y por fin se ha impuesto la cordura para frenar una especulación y escalada de precios inaceptable para un elemento clave en materia de salud pública como son los test.

Florentino Pérez Raya

Autor Florentino Pérez Raya

Florentino Pérez Raya es el presidente del Consejo General de Enfermería

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