Solidaridad enfermera

Ha pasado un mes desde que las inclemencias meteorológicas más adversas, unidas a factores humanos, sembraron de muerte y devastación algunas zonas de España, cebándose especialmente con la provincia de Valencia. Este tipo de desgracias, además de llevarse vidas y bienes materiales, además de la ruina y la desesperación, la rabia hacia las Administraciones públicas, además de todo eso que ya sabemos, hacen florecer un admirable espíritu solidario. Millones de ciudadanos han colaborado de mil maneras distintas en paliar las secuelas de la DANA.

Entre la Enfermería española se ha desatado un torrente de solidaridad sin precedentes. Enorgullece ver cómo los colegios de Enfermería se han volcado ante el drama que sufren miles de familias. Las enfermeras de a pie se han ofrecido voluntarias para acudir a la zona y también han hecho esfuerzos por obtener donaciones, de tipo económico y también de productos de primera necesidad. Eso por no hablar de todos los profesionales sanitaros que trabajan o viven en las zonas afectadas y que, una vez más, han sido un ejemplo de profesionalidad y entrega.

Sin embargo, cuando una organización como la nuestra decide que hay que actuar con urgencia para que la zona recupere la normalidad -una normalidad relativa- lo antes posible se enfrenta a unos retos inesperados. Por una parte, enseguida decidimos desbloquear una partida especial de 150.000 euros del presupuesto del Consejo General para ayudar a las víctimas de la catástrofe. Pero esa es la parte sencilla del tema. Hay cuestiones que exigen un abordaje más complejo. De la mano de Mapfre y con la coordinación centrada en nuestra ONG, Solidaridad Enfermera, se ha establecido un enorme centro logístico en Valencia al que han llegado -y siguen haciéndolo al cierre de esta edición- donaciones procedentes de todas las CC.AA. Y lo que no sé ve es el trabajo invisible de los voluntarios, de los equipos administrativos del Consejo, de Solidaridad Enfermera, del personal del Colegio de Enfermería de Valencia o el Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana (Cecova), porque esas donaciones hay que organizarlas, inventariarlas, clasificarlas y establecer todos los mapas de necesidades para que los productos de todo tipo lleguen a quién los necesita. Esta es la solidaridad bien entendida y profesionalizada, así llegan las ayudas. Nunca será suficiente, pero la Enfermería española ha mostrado que está al lado de los que sufren, como siempre.

Florentino Pérez Raya

Autor Florentino Pérez Raya

Florentino Pérez Raya es el presidente del Consejo General de Enfermería

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