La gripe 2016

La vida del profesional de la enfermería siempre está empeorando en este país. Con una titulación u otra no deja de empeorar, con especialidades o sin ellas siempre es manipulada para que su verdadero nivel nos sitúe en una franja de bajo coste. Hay muchas historias que contar y por eso las enfermeras/os siguen escribiendo historias pesimistas, a veces desgarradoras.

Es un pesimismo que nos afecta y que no deja indiferentes a quienes nos rodean, sobre todo si se hacen eco de esas historias que luego nos hacen llegar. Son historias de reivindicación individual, de protesta, de análisis de la situación por la que atraviesan en su trabajo diario o que reflejan la terrible injusticia de la invisibilidad, de su aportación a la salud de la población y cuando son divertidas suelen esconder en el esperpento la verdadera realidad y la frustración.

Nos afectan los mismos problemas que a la población en general, incluso la falta de Gobierno nos afecta, más de 300 días de un Gobierno en funciones al que nada le importa la enfermería. Nada somos, excepto números en un Excel, para los Gobiernos autonómicos que necesitan enfermeras/os sumisas/os a los que ni siquiera tengan que convencer para que la rueda gire y su Servicio de Salud gire. ¿Qué importancia tiene que las enfermeras estén o no en situaciones controvertidas o de inseguridad jurídica? ¿Qué importancia tiene un artículo más o menos en un Decreto que no hay que cumplir? Este año, la campaña de la gripe, la gripe del 2016, es uno de esos momentos tristes en el que una nota paternalista de un director general nos dice: ¡vacunad!, no pasa nada, todo está bien, no ha cambiado nada, no seáis malas/os que podéis hacer uso o indicación de la vacuna (medicamento de prescripción médica) porque ahora nos conviene.

La hipocresía que desprenden este tipo de notas o de instrucciones son de tal calibre que, para no decirles a nuestros “compañeros médicos” que deben cumplir con sus obligaciones, nos dicen a las enfermeras/os que cometamos una ilegalidad, nos dicen que cada vez que pongamos una vacuna estaremos protegidos por la hipocresía de una Administración inconsecuente con sus actos y las leyes que deben regirlos (cuestión de interpretación). Nos dicen que escribamos otra historia triste y pesimista o de humillación. Y pasará la campaña de la gripe 2016 e investiremos nuevo Gobierno, un Gobierno débil, canijo, nacido con bajo peso político, que olvidará de nuevo a la enfermería o tendrá la desfachatez de decirnos que su regulación es lo mejor que se puede hacer. La vida profesional de la enfermería en este país todavía es susceptible de empeorar.

Fidel Rodríguez Rodríguez

Autor Fidel Rodríguez Rodríguez

Expresidente del Colegio de Enfermería de Ávila y analista de la profesión con una crítica sincera, desde la vertiente sanitaria y universitaria

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