Un voto cuenta

Hace unos días vi una película titulada El último voto, norteamericana de marchamo y de ambientación, que en tono de humor se plantea un experimento electoral posible. El voto de un ciudadano, Kevin Costner como protagonista, decidirá quién será el próximo presidente de los Estados Unidos de América. En el proceso de captación del voto del ciudadano en cuestión y hasta que esa persona, que no suele votar nunca, pueda volver a emitir su voto fallido se suceden una serie de circunstancias que son narradas día a día, desde el momento que los medios de comunicación averiguan quién tiene el destino de la nación en sus manos.

La película baja hasta el suelo que pisa el protagonista a los aspirantes, presidente actual que se presenta a las elecciones y al candidato de la oposición que se disputan el voto a la presidencia. Un voto cuenta, para que luego digan que no es así. Y la maquinaria de los candidatos se pone en marcha, con la diferencia de que esta vez sólo tienen que convencer a un hombre, o mejor dicho, a su hija, que es la que tiene la cabeza encima de los hombros.

Sondeando al votante, sobre su ideología, sus pensamientos, sus tendencias y sus militancias, llegan a prometer cosas que no llevaban en sus programas, cosas en las que ni siquiera creen o están fuera de sus ideales, intentan sobornos de los que no están convencidos y terminan por aceptar un debate para convencer al votante.

En junio tendremos unas nuevas elecciones y, tal y como están las cosas, nada debería cambiar respecto de lo que creemos o votamos hace unos meses. Lo digo porque nada ha cambiado en lo que respecta a las propuestas de los distintos partidos políticos que según las últimas encuestas, se quedarán cómo estaban, escaño arriba, escaño abajo. Creo que actualmente los partidos políticos españoles están jugando una partida de ajedrez a la espera de que los electores cambiemos el voto, sin tener que cambiar ellos su estrategia o sus programas.

Pues bien, la enfermería no es el voto que decidirá quién será nuestro próximo presidente, no todos pensamos de la misma manera, no todas/os los enfermeras/os votamos a los mismos partidos, si no seríamos una secta, pero sí tenemos margen para poder pensarnos el voto en virtud de lo que los programas de los partidos ofrezcan. Está en juego el desarrollo de la profesión, no nos olvidamos del desarrollos de las especialidades, el paro enfermero, las mejoras de las competencias, no nos olvidamos de la prescripción enfermera, la endémica falta de personal con cargas de trabajo exageradas, entre otras muchas más reivindicaciones. Tendremos que hacer el esfuerzo de leer los programas.

Por eso un voto cuenta, no sea que entre tanto empate el nuestro sea el decisivo.

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