Las listas de espera, un problema de Estado

Las listas de espera se han convertido en un auténtico problema de Estado y en un fiel reflejo de la gravísima crisis por la que atraviesa el Sistema Nacional de Salud. Los últimos datos oficiales del Ministerio de Sanidad son demoledores al respecto. A finales del pasado año 849.535 enfermos estaban pendientes de someterse a una operación. A mediados de 2018, cuando Pedro Sánchez se aupó al poder tras protagonizar la moción de censura, la cifra era de 584.018 personas, y a principios de 2020, justo antes del estallido de la pandemia de Covid-19, ascendía a 704.997. Pero más significativo aún que el número frío y su paulatino crecimiento es el tiempo que han de esperar los pacientes para someterse a la intervención quirúrgica. A principios de ese mes de enero de 2020, la demora media para el conjunto de las especialidades era de 121 días. Desde entonces, la cifra ha ido experimentando altibajos, alcanzando un pico de 170 días al concluir la primera ola, para descender después y estabilizarse en los 128 días de finales de 2023. Se trata de 4,2 meses de tiempo desde que el especialista indica la cirugía, un plazo al que hay que añadir el que se tarda en acceder a la consulta, y en someterse a las pruebas diagnósticas y obtener el resultado de las mismas, así como el que lleva ser recibido en atención primaria, y que en algunas autonomías ronda ya las dos semanas.

La radiografía es común en toda España, aunque el problema parece crónico en territorios como Extremadura, con 181 días de demora media; Andalucía, con 174 días, y Cantabria, con 173. Por contra, otros parecen tenerlo domeñado, destacando en este aspecto Madrid, con 51 días de demora media; el País Vasco, con 63, y Galicia, con 67. Diferencias injustificables, en cualquier caso, que hablan bien a las claras de la existencia de dos Españas en materia de Sanidad. ¿Qué hay que hacer para poner fin a esta sangría producto de las debilidades de un modelo sanitario antaño envidiable? De todo. Lo primordial sería lograr un pacto de Estado en esta particular parcela, pero como no parece probable por la crispación política imperante, corresponde a Sanidad mover ficha y consensuar de manera urgente con las autonomías un plan de choque radical. Este plan debe pasar un incremento de la financiación del sistema, el primero de todos los males, y aprovechar los recursos disponibles, tanto públicos como privados, para poner el contador lo más cercano a cero. En este punto , haría falta poner en funcionamiento al sistema público mañana, tarde y noche, incorporando hordas de profesionales y retocando de arriba a abajo el régimen jurídico administrativo -obsoleto- bajo el que han de trabajar. También es vital aquí aparcar cualquier sesgo ideológico y generalizar los conciertos allí donde haga falta, en lugar de cercenarlos. Hay que actuar ya.

Preguntas con respuesta

  • ¿Qué bomba de relojería está tapando un conocido hospital?
  • ¿Qué multinacional dispone de informes muy negativos de uno de sus directivos en España?
  • ¿Qué consejería que no es Sanidad fue determinante en el relevo de Juan José Fernández Ramos en la Consejería de Sanidad de Madrid?
  • ¿Qué directivo de la industria es conocido en entre sus compañeros de otras compañías con el mote de “el marisabidillo”? ¿Por qué?
Sergio Alonso

Autor Sergio Alonso

Fundador y director del suplemento A tu salud del diario LA RAZÓN

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