Darias paga su mayor error en cinco meses

Carolina Darias cometió un error incomprensible al llegar al cargo a finales de enero y ahora está pagando en primera persona las consecuencias: el de no renovar al equipo que debía acompañarla en su nueva andadura. Casi cinco meses después de aterrizar en el Ministerio de Sanidad, la sede del Paseo del Prado es un auténtico polvorín en el que poco o nada funciona, exactamente igual que como sucedía con Salvador Illa, pero con la gente encima mucho más abrasada por el tiempo que ha transcurrido de pandemia y el desgaste mediático, político y sanitario al que ha sido sometida.

De todos los altos cargos que rodean a la canaria, el único que responde a las expectativas es María Jesús Lamas. Con sus lógicos y razonables errores producidos tras unos duros meses, la gallega ha logrado dar respuesta a los problemas que iban surgiendo en torno al área competencial que maneja la Agencia del Medicamento. Numerosos agentes del sector no comparten algunos de sus planteamientos, pero la respetan, porque ha intentado como técnica apagar fuegos allá donde ha podido, ganándose merecidamente el sueldo.

Desde luego, muy pocos hablan mal de ella. No ha ocurrido así, sin embargo, con el resto de directivos de un Ministerio que zozobra y empeora cada día lo que hizo en la jornada previa. Silvia Calzón intenta descargar de trabajo a la ministra y no tiene reparos en tirar de las orejas a todo aquel que lo hace mal, granjeándose enemistades manifiestas. Llegada al cargo por decisión política, la secretaria de Estado no está sirviendo sin embargo de cortafuegos externo para la ministra, a la que llueven palos de todos lados, ni para mejorar la labor de sus subalternos, y ya se sabe que cuando la columna vertebral flojea también lo hacen las extremidades que parten de ella.

Mucho peor que Calzón lo está haciendo Pilar Aparicio, la directora general de Salud Pública que anda desaparecida mediáticamente de la mayor crisis sanitaria de los últimos cien años y que es responsable de gran parte de los desaguisados que lastraron al ministro catalán y hoy sepultan a su sucesora canaria. Con fuertes valedores y más de un padrino, Aparicio aguanta atrincherada mientras Fernando SImón se ahoga en su verborrea.

Aunque es hábil al evitar exponerse, el fracaso de las DAC y la falta de liderazgo en la Comisión de Salud Pública pueden pasarle finalmente factura. Tampoco parecen llamados a protagonizar grandes gestas Vicenç Martínez y Patricia Flores. El primero es tan buen médico como mal gestor, como demuestra el escándalo de los MIR, asunto que menospreció y que amenaza ahora con llevárselo por delante, como le ocurrió a Rodrigo Gutiérrez. La segunda, la valenciana Lacruz, resiste también agazapada, pero su recorrido no parece ya largo. Los copagos farmacéuticos del plan de genéricos pueden terminar de hundir a la ministra.

PREGUNTAS CON RESPUESTA

¿Qué conocido funcionario con plaza en el Ministerio y simpatizante de la izquierda se ha convertido en asesor de Silvia Calzón?

¿Qué empresa con amplia implantación en las administraciones regidas por el PSOE se lleva siempre la gestión del proceso MIR, convocada habitualmente mediante un procedimiento de urgencia?

¿Qué alto cargo femenino de la Consejería de Sanidad goza de un gran predicamento entre sus compañeros por la gran labor que ha realizado durante la pandemia, sin apenas errores?

¿Qué Consejería de Sanidad que no es del PP está muy enfadada con el Ministerio de Sanidad por filtrarle los documentos a algunos medios?

Sergio Alonso

Autor Sergio Alonso

Fundador y director del suplemento A tu salud del diario LA RAZÓN

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