Desde niños

Las autoridades sanitarias hace ya décadas que advierten del problema de obesidad que sufre nuestro país y no parece que vaya a solucionarse a corto plazo. Se han puesto en marcha iniciativas de todo tipo para combatir esta lacra con mayor o menor acierto, pero la realidad es que nuestro sistema sanitario puede tener que enfrentarse al reto de atender a una sociedad, no sólo envejecida, sino aquejada de patologías ligadas en gran medida al estilo de vida como diabetes, hipertensión o hipercolesterolemia y no sé cómo lo va a hacer siendo ahora el propio sistema un enfermo crónico por la falta de enfermeras y otros profesionales sanitarios. Resulta evidente que la actual epidemia de obesidad guarda relación con cambios a peor en la alimentación, con el abandono de la dieta mediterránea en favor de productos procesados e industriales, muchas grasas saturadas, exceso de azúcar, etc.Por otra parte, en otros tiempos en los que España distaba mucho de ser una potencia económica los niños pasaban el día en las calles y rara vez tirados en un sofá. Luego en los ochenta y noventa se quedaron embobados frente a la televisión, luego llegaron las videoconsolas y ahora los móviles y las tabletas atrapan a jóvenes y adultos con juegos o contenidos fáciles de digerir en las redes sociales. El escenario ha cambiado bastante porque los tiempos cambian, pero no todo invita al pesimismo. A pesar de la demostrable pérdida de calidad y variedad de nuestra dieta, también el culto al cuerpo vive un buen momento y gimnasios y centros deportivos están llenos. La gente se cuida en el aspecto físico, pero en el caso de la alimentación lo que se echa en falta es una buena educación para la salud. La mayor parte de las personas no tiene una cultura amplia en materia de nutrición. Proliferan los falsos mitos y los bulos y tendemos al exceso. El mejor ejemplo lo tendremos en las próximas fechas navideñas y las comidas de amigos y compañeros de trabajo que preceden a las fiestas de rigor.

También cabe resaltar, y resulta alarmante, que nos vamos pareciendo a países como Estados Unidos en el sentido de que las personas con menos recursos económicos ven cómo su acceso a los alimentos de calidad está restringido y sucumben ante una dieta monótona y pobre o regada de comida “basura” más asequible. Pero, como decía, la clave reside en la educación.

Educación nutricional que debe darse desde la más tierra infancia en los colegios. Los niños informados serán el pilar sobre el que pivote la salud de una familia. La capacidad de influencia sobre sus propios padres es enorme. Pero para ello hace falta que la enfermera escolar ocupe el papel que le corresponde y lidere la educación sanitaria en los colegios.

Florentino Pérez Raya

Autor Florentino Pérez Raya

Florentino Pérez Raya es el presidente del Consejo General de Enfermería

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