Infamia y vergüenza

Casi ningún ciudadano pensó que viviría confinado en sus casas durante un tiempo indeterminado por culpa de un virus. Tampoco muchos profesionales sanitarios, ni jóvenes ni veteranos, se imaginaron peleando por salvar a pacientes que no pueden respirar en unos hospitales colapsados y desprovistos del material de protección que garantice su propia seguridad. Nos hemos visto sobresaltados por una crisis sanitaria —y la económica como consecuencia— sin precedentes, que ha obligado a la mayor movilización de recursos sanitarios —humanos y materiales— que se recuerda. Están muriendo miles de personas en nuestro país y en el resto del mundo, este microrganismo —bautizado como SARS-CoV-2— tiene una capacidad altísima de contagio. Todos tenemos algún familiar o amigo que se ha visto afectado por este coronavirus con mayor o menor fortuna.

Las enfermeras que viven en primera persona la saturación de las UCIs y la soledad extrema de los pacientes infectados están desesperadas y exhaustas tras tantos días de lucha sin cuartel. Nos cuentan lo inhumano de las personas que dejan este mundo sin que sus seres queridos les puedan siquiera agarrar la mano. Es lógico caer en la desesperanza, pero desde esta tribuna querría que nos fijásemos en los datos de pacientes que superan la enfermedad, que son tres o cuatro veces más que los que pierden la vida por complicaciones de la infección.

En cualquier caso, no deja de ser una vergüenza y una infamia que las Autoridades no hayan sido previsoras ante el impacto que la epidemia iba a tener sobre la población, y cómo todo iba a desembocar en la saturación de los centros sanitarios. Nuestras enfermeras y enfermeros se han enfrentado a este virus sin los equipos de protección necesarios. Desde la Organización Colegial de Enfermería, si el Gobierno lo permite, vamos a acometer la compra de mascarillas y equipos que necesitan las enfermeras de toda España, esos que salen hoy en esta revista y que hablan en nombre de todos sus compañeros. No podemos consentir ni un fallecimiento más y las infecciones entre sanitarios deben reducirse al mínimo. No os vamos a abandonar. Seguid así, ánimo. Sólo pedimos como vuestros representantes que esa sociedad que os aplaude y esos políticos que os elogian ahora, no vuelvan a permitir esos contratos infames por días, os nieguen las plazas de especialistas, impidan la conciliación, la formación y la investigación. No permitiremos que se olvide vuestra entrega cuando España y sus ciudadanos más os necesitaron. Que los hechos enmienden esas palabras cuando salgamos del infierno que vivimos.

Florentino Pérez Raya

Autor Florentino Pérez Raya

Florentino Pérez Raya es el presidente del Consejo General de Enfermería

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