Si, como dicen, rectificar es de sabios, el PP debería enfocar su trayectoria por el camino de la sabiduría. En materia de prescripción enfermera, el partido y el Gobierno al que sustenta han patinado hasta la médula. De hecho, cometieron con su intervención final en esta falsa guerra durante la anterior legislatura uno de los pocos errores graves de gestión sanitaria que se les recuerdan, y el resultado se encuentra ahí, a la vista de todo el mundo: la profesión está de uñas, y los consejeros de Salud autonómicos y el resto de las formaciones del arco parlamentario han hecho piña para intentar que se arregle el desaguisado y se cumpla lo pactado por el propio Ejecutivo: que las enfermeras puedan participar en el manejo y dispensación de medicamentos, como ya vienen haciendo desde tiempos inmemoriales en hospitales y centros de salud durante la práctica clínica, pese al vacío legal existente al respecto.
¿Por qué se ha metido el PP en este callejón sin salida sin motivos sanitarios que lo justifiquen? Por un error estratégico sin precedentes. De la misma forma que durante los últimos años se restó importancia de forma increíble a la fagocitación de entidades, colegios y sociedades científicas por parte de sanitarios afines al PSOE, en los cenáculos del partido se ha otorgado también mucho más peso del que realmente tienen a sindicatos y corporaciones profesionales médicas escoradas a la izquierda. De hecho, a pocas cosas temen más los ideólogos sanitarios del PP que a una huelga médica en los centros públicos como la que agitó el último Gobierno de Felipe González con Ángeles Amador como ministra o la que zarandeó más recientemente la Comunidad de Madrid a cuenta de la falsa privatización.
El planteamiento tiene un fallo, porque exagera el peso específico y el poder de convocatoria que esos sindicatos y corporaciones tienen entre sus supuestos representados, y porque ignora una realidad incuestionable: al médico de a pie lo que menos le preocupa es que la enfermera participe en el manejo de fármacos, pero la enfermera sí quiere un respaldo legal que le dé cobertura en esta labor imprescindible para el funcionamiento diario de la Sanidad en España.
Así las cosas, el PP decidió dar la espalda a la enfermería para adular a la representación médica y hoy se encuentra entre la espada de profesionales y de partidos y autonomías, y la pared de no dar su brazo a torcer reconociendo el error y enmendándolo. La ministra Dolors Monserrat ha heredado una patata caliente de difícil digestión, pero aparcar la rectificación de la norma pensando que entidades como la OMC y la CESM inundarán las calles de profesionales perpetuará el error cometido por su antecesor en el cargo.
PREGUNTAS CON RESPUESTA
¿Qué mujer muy ligada a un conocido ex político madrileño aspira a presidir Amyts?
¿Qué hombre vinculado a la industria farmacéutica tiene como objetivo profesional alcanzar la presidencia de Sigre a finales del próximo año?
¿Qué mujer española que reside actualmente en el extranjero aspira a presidir en España una conocida multinacional farmacéutica?
Autor Sergio Alonso
Fundador y director del suplemento A tu salud del diario LA RAZÓN