Érase una vez una niña que soñaba hacerse enfermera para cuidar a otros niños para que no enfermaran o para cuidarlos también cuando se pusieran malitos. Estudió mucho, fue muy responsable y cuando llegó a la universidad, tal y como predijo su tía Angelines, pudo escoger su carrera. Se matriculó en el primer curso de grado en Enfermería de la historia de la profesión. Descubrió la anatomía, la biofísica, la fisiología humana, los cuidados críticos, la ética y la bioética, los fundamentos de la enfermería, los diagnósticos de enfermería y otras tantas asignaturas a cual más fascinante. Fue seducida por el mundo de los pacientes en el hospital, en el centro de salud y en sus domicilios. Conoció historias de sufrimiento, de ansiedad y también de alegría. Contaba cada minuto que faltaba para volver al hospital o al centro de salud, deseaba saber cómo se había resuelto el caso de este paciente o aquel otro. Parecía que podría afrontar cualquier reto futuro, estaba deseosa de tomar las riendas de sus cuidados, los cuidados propios, los cuidados para los que se preparaba a conciencia. Read more…
Expresidente del Colegio de Enfermería de Ávila y analista de la profesión con una crítica sincera, desde la vertiente sanitaria y universitaria