Sin enfermeras no hay promoción de la salud en la escuela ni mejora de la primaria

En España faltan miles de enfermeras y médicos, y en un futuro no muy lejano la necesidad será aún más acuciante por el propio envejecimiento de las plantillas, el inadecuado número de plazas formativas, las pésimas condiciones laborales imperantes en los hospitales y los centros de salud, y la elevada demanda sociosanitaria procedente de una sociedad cambiante. Cualquier proyecto, mejora o reforma de una parte o toda la Sanidad que no tenga en cuenta esta realidad y que no lleve aparejada una inyección extra de fondos de los Presupuestos Generales del Estado está abocada a morir antes de nacer o, directamente, a fracasar si es que llega alguna vez a emprenderse. De ahí que no se entienda la parsimonia de las autoridades sanitarias a la hora de minimizar los daños y planificar las soluciones. Algo inaudito, dada la urgencia de la situación. El problema viene de largo, y nadie parece dispuesto a solucionarlo pese a las reiteradas voces de alarma lanzadas desde tiempos inmemoriales por las principales organizaciones del sector y, ya recientemente, por los servicios de salud, cuyos responsables parecen reaccionar sólo cuando el tsunami merodea por las puertas de sus servicios sanitarios, los profesionales muestran su hastío y los pacientes se muestran dispuestos a ejercer su voto de castigo en las urnas. La carencia de sanitarios golpea a todos los niveles asistenciales, a la dependencia y a la educación.

El Consejo General de Enfermería y otras quince instituciones acaban de poner el grito en el cielo, por ejemplo, por la práctica inexistencia de trabajadores de esta profesión en el ámbito escolar. Sin la figura de la enfermera escolar, no solo habrá desatención de niños y niñas con patologías crónicas, poco frecuentes o discapacitantes, sino que seguirá sin existir promoción de salud en las aulas, prevención de enfermedades o cortapisas a hábitos de salud nocivos como el consumo de tabaco. Cualquier autoridad que alardee de políticas anticipatorias del daño sin mover ficha en los colegios debería ser ignorada porque en realidad no habrá hecho nada. También hace falta mover ficha en la atención primaria, protagonista de un pleno del Consejo Interterritorial en el que la posible reforma se trató de construir por el tejado, sin cimentar primero las bases, que son precisamente el refuerzo de las plantillas.

¿Y eso cómo se hace? De tres formas: con más dinero público para tal menester dentro de la Sanidad -el 6,9% previsto del PIB es a todas luces insuficiente-, con un aumento de la capacidad formativa del sistema y con la transformación de los puestos de trabajo en desempeños atractivos. Para ello se requieren incentivos al esfuerzo, marginación de la burocracia y retribuciones adecuadas, justo lo que no ocurre ahora. Cualquier reforma de la llamada puerta de entrada al sistema que no erradique el carácter funcionarial que pesa ahora sobre ella como una losa será meramente cosmética e inefectiva.

Preguntas con respuesta

  • ¿Qué solución imaginativa están adoptando las mutuas para conseguir sanitarios con los que prestar sus servicios sin disparar los salarios en el sector?
  • ¿Existe una subasta encubierta de medicamentos en las medidas farmacéuticas de una comunidad autónoma? ¿En cuál?
  • ¿En qué corporación profesional el presidente no se fía del equipo de comunicación y ha decidido coger personalmente el teléfono fijo al que suelen llamar los medios, sin intermediarios de ningún tipo?
  • ¿Por qué motivo el Ministerio de Sanidad ha habilitado enero para la celebración de la Comisión de Precios y prevé once encuentros de este tipo a lo largo del año en lugar de los diez habituales de pasados ejercicios?
Sergio Alonso

Autor Sergio Alonso

Fundador y director del suplemento A tu salud del diario LA RAZÓN

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