Como todos los años, por curiosidad, me acerco al examen EIR con el ánimo de apreciar que las cosas cambian y como en años anteriores me llevo otra decepción, la del año correspondiente, en nuestro caso, la decepción del año 2016 en el que ya estamos instalados. La prueba tiene un halo de misticismo y de dificultad que no es sólo para la enfermería, otras profesiones también lo tienen. La prueba incluso es objeto de reportajes televisivos, reportajes de esperanzas y de nervios. Como casi todos los años, y una vez conocido el cuadernillo del examen se hace, por parte de las academias que lo preparan, el correspondiente análisis del mismo. Como casi siempre se comentan las preguntas que son específicas de enfermería, ¿es que no lo son todas? — pues no, no lo son—. A mi juicio, y siendo este un examen que pretende seleccionar a los/as enfermeros/as mejor preparados/as para cursar una especialidad enfermera, que debería incorporarlos a la práctica de la misma de forma paulatina e inmersos en la misma práctica o residencia, el examen sigue siendo un batiburrillo de preguntas de todas las disciplinas y muy pocas del ámbito de los cuidados. Read more…
Expresidente del Colegio de Enfermería de Ávila y analista de la profesión con una crítica sincera, desde la vertiente sanitaria y universitaria